El obispo Giménez expone en el inicio del juicio civil por el arte las nuevas pruebas

“Empezamos de cero”. Así resumió ayer ante el juez el obispo de Lleida, Salvador Giménez, la nueva etapa que abrió la diócesis de Barbastro-Monzón al llevar el litigio a los tribunales ordinarios. “Me siento libre para defender el arte ante las nuevas pruebas que han aparecido”, subrayó. Está previsto que el juicio quede visto hoy para sentencia.

Máxima expectación mediática en el Juzgado número 1 de Barbastro. Casi un cuarto de siglo después de la segregación del obispado de Lleida, el litigio por las 111 obras de arte del Museu de Lleida originarias de parroquias aragonesas llegó ante un tribunal civil convertido en causa 42/2018.

El obispo de Lleida, Salvador Giménez, fue el primero en declarar. Lo hizo de pie cuando pasaban unos minutos de las diez de la mañana asegurando que aunque siempre había acatado las leyes y aceptado la jerarquía eclesiástica, “después de que Barbastro abriera la vía civil entiendo que se abre un nuevo proceso en el que empezamos de cero” y como “no he recibido ninguna indicación del Vaticano en ningún sentido, me siento libre para defender el arte ante las nuevas pruebas que han aparecido y que antes no se habían tenido en cuenta”. Se refería a las investigaciones de Carmen Berlabé, auténtica protagonista de la maratoniana sesión judicial de ayer, que ha documentado la propiedad de las obras en litigio. “Me ofende que se trate de ladrón al obispo Meseguer”, añadió airado el obispo de Lleida en defensa de quien fue el fundador del Museu Diocesà en 1893, lo que valió una reprimenda del juez.

Tanto la defensa de Barbastro como la de la DGA insistieron en las sentencias vaticanas

El obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, lamentó haber tenido que llegar a un juicio con un “hermano”. “No estaríamos aquí si hubiera habido colaboración”. Eso sí: “la propiedad de las obras no es negociable porque es obvia” y criticó “la cerrazón” del consorcio del Museu de Lleida que siempre ha impedido a los obispos “acatar las sentencias de Roma pese a que 111 obras para Catalunya, que tiene tanto patrimonio, no son nada”. En realidad, Lleida cuestiona 83 de esas 111 piezas. “Me alegro de que haya acuerdo en treinta”, apostilló Pérez con sorna.

Una ‘herencia’ de la aplicación del artículo 155 de la Constitución El 27 de febrero de 2018 el obispado de Barbastro-Monzón presentó la demanda civil contra la diócesis de Lleida. De facto, el Museu de Lleida estaba en la situación de indefensión que había propiciado dos meses antes la salida de 44 obras de arte originarias de Sigena. El conseller de Cultura es, a la vez, presidente del Consorci del Museu de Lleida y quien puede convocar el plenario. El Museu de Lleida mandó una carta al ministro Íñigo Méndez de Vigo, que ostentaba las funciones de conseller para desencallar la situación, y al no obtener respuesta se recurrió a aplicar el artículo 15.2 de los estatutos, que prevé que una mayoría cualificada puede convocar una sesión extraordinaria. Así lo hicieron Diputación, Paeria, obispado de Lleida y consell comarcal del Segrià. El ministro no compareció pero el Museu de Lleida pudo personarse en la causa y aportar documentación.