POLÍTICA CULTURAL PATRIMONIO
Cinco años sin la Mònica
En mayo de 2014 se descolgó de la torre de la Seu Vella esta campana medieval con el objetivo de restaurarla en Alemania || Guardada en un almacén, sigue pendiente de informes y autorización
Este mes de mayo se cumplieron 5 años del espectacular operativo con el que se descolgó del campanario de la Seu Vella de Lleida una de las campanas emblemáticas de la torre, la Mònica. Datada en el último tercio del siglo XV y de unos 600 kilos de peso, la campana que daba tradicionalmente los cuartos de hora tenía previsto viajar entonces hasta un taller especializado en Alemania para que le ‘curaran’ una grieta detectada hace unos quince años y que amenazaba con destruirla. Era la primera vez desde que la Mònica subió a la torre, en 1486, que la campana ‘bajaba’ al suelo, todo un acontecimiento que no quisieron perderse autoridades y curiosos, muchos de ellos cámara en ristre para inmortalizar el momento. El traslado a Alemania no tenía que ser inmediato. De hecho, la campana se colocó expuesta en el claustro de la Seu Vella a la espera de informes y autorizaciones varias desde la dirección general de Patrimonio al tratarse de un elemento que forma parte de un monumento histórico-artístico catalogado (ver desglose). Sin embargo, lo que tenía que ser una espera de unos meses se ha convertido ya en 5 años. En un principio, las discrepancias sobre cómo tenía que ser la restauración de la Mònica retrasó el proceso: en el taller de restauración germano se apostaba por la renovación completa del bronce de la campana, mientras que desde Lleida se considera que las cicatrices deben conservarse como parte de su historia. Y desde finales de 2017, también ha sufrido las vicisitudes del procés: vacío de poder en la Generalitat, relevos de consellers en Cultura, elecciones... Joan Ramon González, presidente de los Amics de la Seu Vella –entidad impulsora de la restauración junto con el consorcio del Turó–, asegura que “es una pena que falte un informe técnico y no haya manera de desencallar la situación”.
Tras 18 meses expuesta en el claustro, se ‘despidió’ de Lleida en octubre de 2015
El domingo 25 de octubre de 2015 fue la última vez que el público pudo ver la campana Mònica. Desde que 18 meses antes fuera descolgada del campanario, estaba expuesta en la capilla de Sant Pere Màrtir, en un lateral del claustro de la Seu Vella. Aquel día –como cada último domingo de octubre– se celebró el Día de la Seu Vella, con el atractivo añadido de poder ‘despedirse’ de la Mònica antes de su traslado a una empresa especializada en restauración de campanas en Alemania. La fiesta congregó a numerosas personas llamadas Mònica e incluso a una invitada especial, la popular periodista Mònica Terribas. Durante el año y medio que la campana lució en el claustro se inició también una campaña de recogida de fondos, no solo para colaborar en su restauración –que entonces estaba presupuestada en unos 6.000 euros– sino también para hacer frente al proyecto de recolocación de las campanas de la torre en su ubicación original, colgadas en los ventanales, y no como están ahora, ‘encerradas’ en el interior, unas obras que podrían suponer más de 60.000 euros. Sin embargo, el furgón con el que se llevaron a la Mònica aquel domingo de octubre de hace tres años y medio recorrió muy pocos kilómetros. La campana se quedó en los talleres Carvajal de Alcoletge. Lo que debía ser una parada transitoria antes de emprender viaje a Alemania se ha alargado años. A finales de enero, con ocasión de la visita a Lleida del entonces ministro de Cultura, José Guirao, los Amics de la Seu Vella aprovecharon el acto para insistirle a la ahora exconsellera de Cultura, Laura Borràs, que agilizara los trámites. El último cambio en la conselleria, con la llegada de Mariàngela Vilallonga al cargo, parece que los ha vuelto a ralentizar. Pasados ahora los últimos procesos electorales, Amics y Turó volverán a la carga.