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FIRATÀRREGA ENTREVISTA

ENTREVISTA. Roser López Espinosa: «El judo, dos amantes abrazándose»

La bailarina catalana Espinosa presentará en la próxima edición de FiraTàrrega ‘Hand to hand’, una singular versión del ‘Lago de los cisnes’ en forma de combate de judo

«El judo, dos amantes abrazándose»

«El judo, dos amantes abrazándose»TRISTÁN PÉREZ-MARTÍN

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El trabajo coreográfico de la bailarina Roser López Espinosa (Granollers, 1980) se basa en una fuerte fisicidad, con una gran pasión por la precisión, la delicadeza, los elementos acrobáticos y el detalle. La complicidad y el trabajo de equipo se dan la mano en un imaginario vital y lleno de juego, de poética refinada y un toque de humor. En FiraTàrrega presentará el montaje de danza Hand to hand, un singular Lago de los cisnes en forma de combate de judo en el que la danza se acerca a las artes marciales y juega con sus tácticas y cadencia. Mano a mano, dos bailarines, precisos y con juego limpio, componen una danza en pareja. Podrá verse en el Parc de Sant Eloi, con tres pases: el viernes y sábado, 6 y 7 de septiembre, a las 19.00 horas, y el domingo 8, a las 18.30.

¿Qué sería de Roser López Espinosa sin la danza?

Me cuesta imaginarlo. La danza me hace feliz, me centra, me activa, y es como me sitúo en el mundo. Pienso e imagino mejor estando en movimiento.

Se formó profesionalmente en Amsterdam. ¿Por qué decidió marcharse a Holanda?

Cuando estudiaba danza en Barcelona nuestros maestros nos animaban a marchar hacia los países del centro y norte de Europa, donde la danza tiene un papel relevante culturalmente, los centros de formación son potentes y la oferta de danza en los teatros, muy grande. La Modern Theater Dance de la Universidad de Artes de Amsterdam me cautivó, igual como la ciudad, y allí comenzó mi ‘viaje’.

En 'Hand to hand' combina la danza con un combate de judo. ¿Cómo surgió esta idea?

Realmente descubrí el judo durante los Juegos Olímpicos de Londres de 2012. Me fascinó por su cualidad física, tan parecida a la danza que yo hacía: el trabajo de suelo, de partnering, de manos..., tan fuerte. Y al mismo tiempo, me pareció apasionante y también paradójico que, a diferencia de otros deportes de combate, como por ejemplo el boxeo, en el que los oponentes atacan o contraatacan a una cierta distancia de seguridad el uno del otro, en el judo el combate se hace cuerpo a cuerpo, desde el contacto más cercano, a veces bastante íntimo. Visto con distancia, podrían ser dos enamorados o dos amantes abrazándose. De este pensamiento surgió la idea de esta versión del Lago de los cisnes, porque es una de las grandes historias de amor del ballet. Y opté por proponer una igualdad de roles.

Creó 'Hand to hand' en 2014 para representarse en sala. Ahora la ha adaptado para el espacio público, la calle.

Hand to hand tiene mucha proximidad con el público, por el juego y la complicidad que se establece en escena. Cuando comenzamos a actuar de noche, en espacios singulares con el público sentado muy cerca de la acción, iban saliendo pequeños momentos de interacción con los espectadores, pequeños guiños. El año pasado empezamos a probar la pieza en la calle de día, con un tatami real en la calle. El público se sienta alrededor para ver el ‘combate’ y el contacto es mucho más directo. Además, situamos a la gente muy cerca de nosotros, y surgen momentos mágicos que dentro de una sala no serían posibles. Como una vez que un señor mayor me ofreció ayuda para que me cogiera a su bastón mientras mi oponente me quería tumbar al suelo. ¡Fue fantástico!

Con este espectáculo ya ha recorrido diferentes ciudades y países. ¿Qué reacciones tiene el público? ¿Son las mismas en todas partes?

Las reacciones han sido bastante similares en todas partes. Momentos de sonrisas, momentos de apoyo a los oponentes, momentos de estar muy pendientes del combate...

Es profesora, entrenadora y asesora. ¿Qué se siente al aportar sus conocimientos a otra gente y al ser la referencia de otros bailarines?

Para mí, bailar, crear y dar clases son vasos comunicantes. Se complementan, se retroalimentan. La docencia me ha ayudado a bailar mejor, a base de explicar principios técnicos, de darme cuenta de qué es importante para mí en torno al movimiento y de reflexionar sobre el hecho de bailar. Estar en el estudio con los participantes de los talleres o con artistas que me invitan a asesorarles o darles una mano me hace crecer a muchos niveles, porque surgen preguntas, respuestas, emergen nuevas ideas, hacemos pruebas... Compartir conocimientos, universos, miradas y ponerlos en común te hace avanzar. Y por otro lado, mi trabajo de creación también se comunica con la docencia, porque en las clases probamos materiales e ideas de mis piezas. Los participantes prueban las mismas tareas e instrucciones que nos dimos originalmente los bailarines en el proceso de creación, hacen su propia investigación. Y pasan por la experencia de bailar secuencias que aún mostramos en el escenario, como trabajo de repertorio. Por mi parte, reflexiono de nuevo sobre cómo están compuestas y cómo las podemos mejorar.

¿Cómo animaría a un espectador de FiraTàrrega para ver?

Le diría que podrá disfrutar de una investigación sobre lo que tienen en común la danza y las artes marciales. Un combate apasionado, con sus rituales, sus tácticas y cadencias, sus sutilezas y acrobacias.

¿Qué espera de FiraTàrrega?

Poder compartir mi trabajo con un público muy amplio. Y cautivar a los espectadores con esta investigación, tanto como me ha cautivado a mí.

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