COMERCIO LIBROS
Cierra después de 34 años una histórica librería de Lleida
La librería Punt de Llibre de Lleida cerrará sus puertas a finales de octubre después de 34 años de actividad comercial, primero en la calle Canonge González y después en Bisbe Messeguer, junto al Rectorado de la Universitat de Lleida. Su propietario, Miquel Bernal, comunicó ayer por correo electrónico a clientes, colaboradores, editores y firmas distribuidoras una decisión que le ha costado mucho tomar. “Estoy a punto de cumplir 67 años ya llevo casi dos de jubilación activa, un tiempo en el que siempre he tenido la esperanza de que la librería pudiera tener continuidad en la familia, pero mis hijos tienen sus carreras profesionales y este sector cada día tiene más dificultad”, explicó ayer Bernal a SEGRE. La jubilación y la falta de relevo generacional le han impulsado a echar el cierre. “Lo decidimos en familia el pasado domingo, cuando celebramos mi santo”, comentó el propietario de Punt de Llibre, cansado de ‘pelear’ en un sector aquejado de “la crisis económica, la caída de lectores y la competencia de las grandes plataformas de distribución, que te llevan a casa el libro que compras por internet, o de las mismas asociaciones de padres en el caso del libro de texto con las compras directas a editoriales o la socialización de libros”. Hasta finales de mes mantendrá abierta la librería para liquidar existencias con precios especiales y descuentos y “despedirme de los clientes de todos estos años”.
Miquel Bernal no solo trabajaba de librero sino que en las últimas décadas también era un activista cultural en el mundo literario. Incluso entre 1999 y 2007 abrió una segunda librería en la calle Pi i Margall, comercio que desde hace unos años ha reemprendido un nuevo propietario. También puso en marcha concursos literarios de recitación y de cuentos y narrativa corta y, sobre todo, una de sus iniciativas más populares, el Vermut Literari en plena diada de Sant Jordi junto a la parada de la librería en la rambla Aragó. Un evento distendido que cada año reunía a escritores, editores y políticos de Lleida y que el pasado mes de abril llegó a las 31 ediciones. “A partir de ahora, por Sant Jordi podré pasear y dar una vuelta por las paradas de libros”, exclamó Bernal con un punto de ironía, pero también de tristeza por dejar “un oficio que siempre he amado y en el que me he dejado muchas horas de esfuerzo”.