POLÍTICA CULTURAL CARGOS
«El cambio político en Lleida ha generado una nueva energía»
El Institut d’Estudis Ilerdencs (IEI) estrena director. Al frente de esta fundación pública de la Diputación que tiene un presupuesto de cerca de 7 millones de euros está desde el lunes el filólogo Joanjo Ardanuy (Lleida, 1962), impulsor de iniciativas de promoción de las lenguas catalana y occitana como Cinema Infantil en Català, la Mòstra de Cinèma Occitan, el concurso audiovisual La llanterna digital, Canto Sense Vergonya, Canto.cat i Katanya.cat. Su reto, “derribar muros” y dar visibilidad a la institución.
No aparecía en las habituales quinielas de cargos después de que ERC se hiciera con la presidencia de la Diputación. En las primeras notificaciones oficiales se le ha presentado como “Joan Josep Ardanuy”, pero “en mi DNI pone Juan José, porque no quise cambiarme el nombre que me pusieron”. Desde muy jovencito utiliza el dimitivo Joanjo. “Un amigo me lo escribió con ‘o’ y me convenció. Desde entonces, soy Joanjo”.
¿Qué se siente al ocupar el despacho de director del IEI, en este edificio gótico tan solemne?
Es una mezcla de sensaciones. Por un lado, sientes el peso de la historia, pero por otro, soy consciente de emprender una gran aventura a la que me enfrento con muchas ganas y mucha ilusión. Tengo ante mí el reto de llevar el IEI al siglo XXI.
¿Qué prioridades se plantea?
No quiero echar las campanas al vuelo sin más. Es pronto para concretar proyectos y, primero, tengo que escuchar a todas las secciones de la casa, pero mi gran prioridad es tumbar los muros de lo que desde fuera parece una gran fortaleza. Metafóricamente hablando, claro. Quiero que sea una casa transparente y eficaz. Si la cultura no sirve para enriquecer a la sociedad, no tiene razón de ser. Tenemos los recursos suficientes y el capital humano necesario para llevar a cabo este reto.
Esos recursos hacen que entidades, particulares y ayuntamientos vayan a buscar financiación al IEI. ¿Cómo se gestiona?
Incluso antes de tomar posesión del cargo, ya recibí alguna petición de ayuda en los mensajes de felicitación que me llegaron al correo y al móvil. De hecho, yo mismo había venido a pedir financiación para proyectos en muchas ocasiones. Hay que encontrar un equilibrio. Priorizar las líneas de actuación y racionalizar los recursos. De la misma forma que el fútbol base es importante para que existan grandes clubs como el Barça o el Madrid, hay que tratar con respeto las propuestas que llegan de la tercera regional sin, evidentemente, descuidar las que surgen de la Primera división.
En la liga de la Primera división cultural hay un problema candente sobre la mesa en Lleida: el Museu Morera. ¿La Diputación tiene que intervenir?
Seguimos con interés y preocupación este tema. El Morera tiene que ser el museo que merece ser, pero ahora mismo, no está en nuestras manos. Cuando se resuelva cómo continúan las obras podremos plantearnos qué podemos aportar nosotros.
Más obras. El segundo piso del IEI sigue vacío... ¿La restauración del antiguo hospital de Santa Maria se da por terminada y La Caparrella es la subsede definitiva del IEI?
No, en absoluto. El proyecto para adecuar la segunda planta no tiene fecha de ejecución pero ya avanzo que, a nivel personal, es una de mis prioridades. Es evidente que la imprenta, por ejemplo, no puede trasladarsse, pero los servicios administrativos tienen que regresar al IEI, aunque solo sea por una mera cuestión de funcionalidad.
¿Cómo son las relaciones con los
vecinos
, con la concejalía de Cultura de la Paeria? ¿Un mismo color político en ambas instituciones facilita las cosas?
La cooperación con instituciones y entidades privadas tiene que ser un dogma de fe para quien ocupe un cargo como el de director del IEI. La colaboración suma y hasta me atrevería a decir que multiplica. Evidentemente hay una relación fluida con la Paeria. Al margen de valoraciones políticas, creo que es muy importante que sepamos aprovechar la energía que supone que haya habido un relevo al frente de las dos instituciones. No hay inercias, porque todos empezamos con ilusiones renovadas y eso puede ser muy positivo para el territorio. Después de diez, veinte o treinta años en el gobierno se produce un inevitable desgaste que no es bueno para nadie. Se generan vicios, rutinas. Las dinámicas se van degradando. Es un buen momento para poner en marcha nuevos proyectos y tejer complicidades.
Antes ha dicho que quería llevar el IEI al siglo XXI. ¿Cómo lo hará?
Los primeros cambios no se verán, serán invisibles. En 1987 se llevó a cabo una profunda modernización del IEI que encabezó Miquel Pueyo, pero la sociedad ha cambiado mucho desde entonces. Si hiciéramos una encuesta a pie de calle y preguntáramos qué es el IEI me temo que muchos ciudadanos no sabrían qué es. Tenemos que llegar a la gente y eso es complicado en un territorio tan grande y con un desequilibrio demográfico tan evidente. No se trata solo de llevar a las comarcas lo que se haga desde aquí, sino de facilitar que las entidades y ayuntamientos de las comarcas sepan que puedan contar con nosotros. Las nuevas tecnologías han abierto caminos muy interesantes que aún no han sido explotados.