Generalitat y Museu, “todos a una y hasta el final” para proteger el arte

“El Govern de la Generalitat y el Consorci del Museu de Lleida iremos todos a una y hasta el final en el proceso judicial”, afirmó ayer con contundencia la consellera de Cultura, Mariàngela Vilallonga. Apenas unas horas después de hacerse pública la sentencia de Barbastro (documento en PDF), Vilallonga se desplazó hasta el mismo Museu Lleida para escenificar fotográficamente el apoyo de la Generalitat junto al resto de patronos institucionales que forman el Consorci museístico. La consellera lamentó que “se ha hecho caso omiso de todos los argumentos” aportados al juicio desde Lleida, “pero entendemos que hay elementos para interponer un recurso de apelación”, para lo cual el juez fijó un plazo de 20 días hábiles ante la Audiencia de Huesca. Flanqueada por el alcalde de Lleida, Miquel Pueyo; el presidente de la Diputación, Joan Talarn; el obispo, Salvador Giménez; y el director de la pinacoteca, Josep Giralt, Vilallonga se preguntó qué significa la “devolución inminente” ordenada por el juez. “No sé cómo se entiende esta frase, no sé si esta noche tenemos que coger las obras y llevarlas a las parroquias”, comentó con ironía recordando el episodio de Sigena, del que precisamente ayer se cumplía dos años y al que se refirieron de forma muy crítica Pueyo y Talarn (ver página 5). En este sentido, Vilallonga añadió que “no me gusta vivir en el día de la marmota ni de un déjà vu, tenemos que aprender de todo lo que hemos vivido y seguir todos los pasos del proceso judicial”. Tampoco entendió la frase de la sentencia que dice que “las obras deben ser devueltas a cada una de las parroquias”. Al respecto, la consellera señaló que “si deben ir a otro museo –en alusión al Diocesano de Barbastro–, ya están bien conservadas aquí en Lleida”. Y sobre una posible ejecución provisional de la sentencia, siguiendo los pasos del caso de Sigena, se mostró expectante: “Es una preocupación más, pero ya veremos”.

Por su parte, Miquel Pueyo pidió volver a la senda del “diálogo entre territorios, de construcción y no de derribo”, por un patrimonio compartido desde hace siglos y porque “nadie puede borrar la historia de manera arbitraria”.

Joan Talarn mostró el apoyo absoluto de la Diputación a la defensa de las obras de arte y se mostró “muy sorprendido por el hecho de que no se han tenido en cuenta las pruebas aportadas en sede judicial sobre la propiedad de las piezas”. También reclamó “buscar soluciones entre territorios y no en los juzgados”, pero animó a “defender un patrimonio que no solo es de Lleida, sino de toda Catalunya y del mundo”.

Salvador Giménez, más comedido, destacó la labor del obispo Meseguer, que “hace cien años intentó que el patrimonio no se perdiera y que sirviera también para la educación de los seminaristas”, y lamentó que “a pesar de que presentamos toda la documentación de que disponíamos, no nos han dado la razón”. Eso sí, el obispo de Lleida aseguró que “hay pasos a estudiar para seguir en el proceso judicial”, en alusión a los recursos anunciados por la consellera. Sobre las presiones recibidas en el seno de la Iglesia (y también a su antecesor en el cargo, Joan Piris) para abandonar el Consorci del Museu y ‘recuperar’ las obras, Giménez reconoció lógicamente que “ni yo tengo las llaves del Museu ni las autoridades me lo permitirían”.

El director del Museu, Josep Giralt, comentó que el fallo “ha atacado todos los puntos fáciles menos el más difícil, el de la sentencia del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya de 2008”, que avaló la unidad de la colección. Por otra parte, representantes de la plataforma de entidades culturales de Lleida se dieron cita en Museu para dar su apoyo a la pinacoteca. Su portavoz, Txus Llavero, aseguró que “la reacción de las entidades será proporcional a cómo evolucione el proceso judicial” y criticó que “lo que pasa aquí es difícil imaginar que pudiera ocurrir en el Museo del Prado”.