Auditori Enric Granados,

El próximo viernes, 14 de febrero, se cumplirán 25 años de la inauguración del Auditori Enric Granados de Lleida. La reina Sofía, que desató la locura entre los fans monárquicos leridanos, puso el glamur del estreno del primer gran equipamiento cultural de la democracia en la ciudad, que desde entonces ha programado más de 1.000 conciertos.

El próximo viernes se cumplirán 25 años de la inauguración oficial del Auditori Enric Granados de Lleida. Aunque el estreno musical del edificio había tenido lugar unos meses antes, en noviembre de 1994, aquel lejano ya 14 de febrero de 1995 la reina Sofía puso la nota ‘glamurosa’ a la primera gran infraestructura cultural que trajo la democracia a Lleida. Una obra largamente deseada desde hacía más de diez años. Un edificio que cambió por completo la fisonomía urbana del antiguo portal de Magdalena, y que acogió las también largamente esperadas nuevas instalaciones del Conservatori Municipal de Música. Un auditorio que durante todos estos años ha programado más de un millar de conciertos y en el que han actuado un buen ramillete de las mejores figuras musicales del país e internacionales, tanto de la música clásica y lírica como del jazz y del pop-rock. Por su escenario han pasado figuras de la lírica como Montserrat Caballé, Josep Carreras, Teresa Bergaza, Jaume Aragall o Barbara Hendrix; virtuosos instrumentales como Joaquín Achúcarro, Alícia de Larrocha o Aldo Ciccolini; orquestas como la OBC, la Orquestra de Cadaquès o la Sinfónica de Tenerife; figuras como Jordi Savall, Eiji Oue, Víctor Pablo Pérez, Antoni Ros Marbà o Sir Neville Marriner; o estrellas musicales como Stéphane Grappelli, Tete Montoliu, Lluís Llach o María Dolores Pradera.

La historia del Auditori comenzó en 1982, cuando el ayuntamiento presidido entonces por Antoni Siurana decidió emprender un proyecto que, al final, tardó una docena de años en materializarse. El edificio se levantó encima del descampado que, desde los años 60, había dejado libre el mercado de frutas y verduras de Lleida, cuando este ‘cruzó’ las vías del tren para trasladarse a Pardinyes.

Ramon Artigues y Ramon Sanabria firmaron un proyecto arquitectónico muy especial. Tanto por la magnitud de la obra y por las dificultades que fueron surgiendo durante la construcción (ver desglose), como evidentemente por el coste del edificio, por encima de los 1.600 millones de las antiguas pesetas de hace tres décadas, buena parte de los cuales asumió el ministerio de Cultura.

El Auditorio abrió las puertas por primera vez al público el 11 de noviembre de 1994. El guitarrista leridano Josep Antoni Chic tuvo el honor de estrenar musicalmente el edificio en un recital con el que se estrenó la sala pequeña o de cámara, situada en el primer subterráneo y con una capacidad para cerca de 250 personas. Dos días después, el domingo 13 de noviembre, se estrenó la sala principal (que cuenta con un aforo para 800 espectadores) con la actuación de la Orquestra del Festival Granados y las voces de las corales Lagium, Shalom, Sícoris y Orfeó Lleidatà. Pero había una ‘sorpresa’ preparada para la inauguración oficial del equipamiento cultural, que se hizo esperar tres meses. Efectivamente, el 14 de febrero de 1995, la sofiamanía invadió la calle Pi i Margall. Centenares de personas, buena parte de las cuales guardaron cola durante horas para poder ocupar el mejor lugar, recibieron con gritos, vítores y aplausos a la reina Sofía, mientras un pequeño grupo de independentistas, con estelada incluida, intentó hacerse escuchar con poco éxito. Acompañada por la entonces ministra de Cultura Carmen Alborch –fallecida hace un año y medio a consecuencia de un cáncer–, Sofía descubrió una placa conmemorativa que recuerda aquella jornada y que aún luce en el vestíbulo principalo. La Orquesta Filarmónica de Turingia puso el broche al evento con música de Rachmaninov y Stravinsky.

La monarca recibió de regalo una colección de láminas de edificios históricos de Lleida y el libro Lleida, capital ferma, de la periodista Glòria Farré, subdirectora de SEGRE. Dos horas después, tras la gala y al salir a la calle, Sofía tuvo que romper el protocolo para repartir sonrisas y saludar a los seguidores más fieles antes de subir al coche y regresar a la Zarzuela. Una visita breve, pero sonada, que abrió los primeros 25 años de historia del Auditori.

Unas obras de construcción con ‘obstáculos’ inesperados Las obras del edificio toparon con ‘obstáculos’ inesperados. Primero, una corriente subterránea, un pequeño afluente del Noguerola, que obligó a modificar los cimientos. Y después, los restos arqueológicos que aparecieron en 1984. Durante los tres años siguientes, los arqueólogos tomaron la batuta a los albañiles. Las excavaciones pusieron al descubierto estratos que abrazaban desde la época romana hasta el siglo XX, con estructuras y abundante cerámica, bronces y vidrios, en especial de las épocas romana y árabe de la ciudad. El replanteo del edificio provocó la diferencia de nivel entre la calle Pi i Margall y la explanada de la entrada del Auditori.