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Un leridano reúne las penas por garrote en la España de Franco

El autor de ‘Garrote y prensa’, el escritor leridano Eladi Romero.

El autor de ‘Garrote y prensa’, el escritor leridano Eladi Romero.A.SISCART

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Francisco Cebolla Marcos, alias El Viejo, formó parte de un grupo de seis libertarios anarquistas que en junio de 1949 entró en España desde Francia para realizar acciones contra el régimen franquista. Atracaron casas y bancos en la provincia de Lleida e incluso mataron a un miembro del somatén. A finales de aquel mes fue capturado por la Guardia Civil, aunque no fue juzgado hasta cuatro años después en un consejo de guerra en Lleida. Finalmente, el 17 de septiembre de 1956 murió ejecutado por garrote vil en la prisión de la capital del Segrià, entonces en la plaza Cervantes, donde hoy se levanta el edificio de Hacienda.

Fue el último de los tres ejecutados por garrote vil en la Lleida de Franco. Una de las más de 250 personas, entre civiles y militares, que sufrieron esta pena capital en la España franquista, como repasa el escritor leridano Eladi Romero en su nuevo libro de investigación histórica, Garrote y prensa (Editorial Laertes), que acaba de salir al mercado.

El mecanismo del garrote vil consistía en un collar de hierro atravesado por un tornillo acabado en una bola que, al girarlo, causaba a la víctima la rotura del cuello y la muerte, aunque dependiendo de la fuerza física del verdugo y la resistencia del cuello del condenado, la muerte solía sobrevenir por estrangulamiento, lo que alargaba la agonía del reo.

Los otros dos ejecutados en la prisión de Lleida por garrote vil fueron Benito Pascual Lecha (23 de diciembre de 1953), condenado por la Audiencia Provincial por asesinar para robarle a su ‘amigo’ Francisco Berenguer; y Marcelino Escuer Suñer (25 de octubre de 1952), un joven leridano juzgado en consejo de guerra por dos asesinatos –uno de ellos, el del vigilante del garaje Ford en Lleida–, atracos en el garaje Dalmau y en la estación de Balaguer (donde robó seis quesos, según la prensa de la época) y un atentado contra un guardia civil en Mollerussa, al que hirió y arrebató la pistola.

La España de Franco dejó más de 50.000 ajusticiados por fusilamiento, pero unos 250 presos sufrieron el garrote, “una pena más severa por el dolor que implicaba y por la humillación que suponía”, comentó Romero.

El dictador sellaba las condenas con la frase “garrote y prensa” Eladi Romero (El Pont de Suert, 1956) eligió como título de su nuevo libro la expresión “garrote y prensa”, que al parecer “era la anotación que el general Franco escribía en las condenas que él consideraba que debían ejecutarse con este macabro sistema y que, además, debían hacerse públicas posteriormente en la prensa del régimen como forma ‘aleccionadora’ para la sociedad de la época”. Romero cree en este sentido que el libro “contribuye a mantener viva la memoria histórica, sobre todo en estos tiempos en que algunas formaciones políticas relativizan determinadas épocas que vivió el país”. Romero, doctor en Historia por la Universitat de Barcelona, es autor de medio centenar de títulos en las últimas dos décadas, sobre todo de novela negra e historia, y también de guías de viajes.

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