La catedral rupestre de Catalunya

El hallazgo casual de más de un centenar de grabados de hace unos 15.000 años, los más antiguos descubiertos hasta ahora en Catalunya, ha convertido la Cova de la Font Major de L’Espluga de Francolí en un auténtico santuario del paleolítico, un antes y un después en la historia de la arqueología catalana. Los grabados, una cuarentena de los cuales son representaciones de animales –como ciervos, caballos y bueyes–, y el resto signos y símbolos abstractos, han convertido de la noche al día este enclave arqueológico de la Conca de Barberà en la catedral del arte rupestre de Catalunya. La Cova de la Font Major, junto con la Cova de la Vila a la que está conectada, integran lo que se conoce como Coves de l’Espluga, una única y extensa cavidad que transcurre por el subsuelo del actual núcleo urbano del municipio tarraconense y que es un punto recurrente de visita de escolares –con muchas excursiones de colegios de Lleida– y de turistas de todo el país.

El descubrimiento, que se dio a conocer la semana pasada, tuvo lugar el 30 de octubre, apenas unos días después de la trágica riada provocada por el temporal que afectó al litoral catalán y también, en este caso, la cuenca del río Francolí. Un equipo del Institut Català de Paleocologia Humana i Evolució Social (IPHES) y uno del Grup de Recerca del Seminari de Protohistòria i Arqueologia de la Universitat Rovira i Virgili emprendieron una nueva intervención en una área determinada de la cueva para valorar su potencial arqueológico y se encontraron con una sorpresa inesperada. “Fue un descubrimiento fortuito, extraordinario e inesperado. No lo buscábamos”, admitió Josep Maria Vergès, uno de los autores del hallazgo y director del proyecto de investigación sobre la Cova de la Font Major.

Grabados de hace unos 15.000 años, unos 6.000 años más que los más antiguos de El Cogul

Los investigadores localizaron más de un centenar de grabados de hace unos 15.000 años, una datación aproximada a la de las famosas pinturas rupestres de Altamira y la más antigua de Catalunya (las de El Cogul, en Les Garrigues, se remontan al 7000 aC).

Este santuario paleolítico era aún más grande de lo que se ha encontrado, ya que muchos grabados se han borrado por la acción humana. Y es que esta cavidad había sido un punto muy transitado por rutas de aventura antes de musealizar la cueva y muchos visitantes, desconocedores del valor de los grabados, tocaban las paredes e incluso las llenaron de grafitis.

Esta fragilidad y el hecho de que se halla en una zona de difícil acceso y reducidas dimensiones explica que no se pueda visitar. A raíz del hallazgo, se ha constituido un equipo técnico para documentar los grabados con tecnología 3D.

Por un lado, para su estudio científico con las técnicas de análisis más avanzades, y por otro, para generar materiales destinados a un nuevo discurso museográfico de la Cova de la Font Major, de entrada con una proyección que se podrá visualizar con gafas 3D.

En el acto de presentación del descubrimiento, la consellera de Cultura, Mariàngela Vilallonga, anunció que el Govern declarará este espacio de L’Espluga de Francolí como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN).