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MÚSICA ENTREVISTA

«Guardaba las canciones de Cecilia en la recámara de mi inconsciente»

LÍDIA PUJOL | cantante

«Guardaba las canciones de Cecilia en la recámara de mi inconsciente»

«Guardaba las canciones de Cecilia en la recámara de mi inconsciente»LÍDIA PUJOL

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Hace casi una década que la cantautora Lídia Pujol (Barcelona, 1968) decidió alejarse del ruido de la capital catalana para entrar en contacto directo con la naturaleza. Desde entonces vive en una masía cerca de Torà, a caballo entre la Segarra y el Solsonès, con sus perros, su huerto y una soledad que la ayuda a mirar hacia adentro, a reflexionar y a inspirarse. Tiempo para emprender nuevos proyectos, como el que acaba de avanzar: un homenaje musical a la cantante madrileña Cecilia, fallecida trágicamente en 1976 en un accidente de coche cuando apenas contaba 27 años. Un trabajo discográfico gestado en la Segarra del que acaba de estrenar en las redes la primera canción, Nada de nada.

Cuando murió Cecilia, usted apenas tenía 8 años. ¿De dónde surge ahora este recuerdo?

Todos la conocemos, tenemos los mismos referentes, estamos inoculados de la misma memoria. Canciones como Dama, dama, Un ramito de violetas o Mi querida España..., las guardaba en la recámara de mi inconsciente.

¿Y cuál fue el detonante para el disco

Conversando con Cecilia

?

Dos días después del 1-O, estaba sola en la masía y, al escuchar el discurso del rey, caí de rodillas y me entraron unas ganas enormes de llorar. Entonces me vino a la cabeza a modo de pregaria aquel tema, Mi querida España, que en su época fue censurado, eliminando las referencias a las dos Españas. Cecilia decía que la realidad siempre es muy compleja, que no hay dos bandos de buenos y malos, que hay que trascender esta división para tratar de ir más allá.

Se trata pues de un proyecto musical que arrancó hace dos años y medio.

Sí, justo cuando acabamos el proceso conjunto de grabación comenzó este confinamiento. Y ahora no hay prisa por acabar la edición porque el disco no saldrá hasta que se puedan volver a hacer conciertos en vivo, en comunicación directa con el público. De hecho, a nivel artístico fue un milagro cómo surgió el proyecto y también tal y como se está acabando, prácticamente sin presupuesto.

Un confinamiento que no le ha cambiado demasiado la vida.

El valor de la vida es el que tú decidas darle: con pleno sentido de amor o rodeado de iPads, ser o tener. Y yo decidí hace años ser pequeña y relacionarme con lo que me hace feliz, con la naturaleza, con mis vecinos..., sin intermediarios. Por eso ahora tengo pocos gastos, vivo del huerto, de huevos y gallinas que me trae la vecina...

Pero la pandemia sí que le ha hecho pensar.

Ahora, el Covid-19 nos invita a ponernos en relación con nosotros mismos, a despertar nuestra subjetividad personal. Solo el amor trasciende la muerte, un momento de eternidad en la vida finita.

El protagonista del videoclip de

Nada de nada

es el cielo.

Sí, es la idea de proyectarnos desde lo más pequeño al infinito mirando el cielo. ¿Qué mejor momento que el del confinamiento para experimentar con lo finito y lo infinito?

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