Un monumento de interés nacional que es un palomar

Un monumento histórico de finales del siglo XII, de estilo románico, declarado Bien Cultural de Interés Nacional por la Generalitat, que está abandonado, rodeado de malas hierbas y que se ha convertido de facto en un palomar, ya que cientos de estas aves han colonizado su tejado y muros superiores. Se trata del monasterio de Sant Ruf, en las afueras de la ciudad, al pie de la carretera de Torre-serona y a medio camino entre el Secà y Llívia. Tanto el historiador del arte Francesc Fité como el historiador Joan Busqueta destacan el valor de este edificio, además en una ciudad como Lleida que no está precisamente sobrada de este tipo de patrimonio. “Es un edificio muy potente de gran calidad constructiva”, explica el primero, que destaca que su bóveda ya no es de arista, sino que comienza a introducir la de crucería, que es la que caracterizó el románico del siglo XIII. El monasterio se levantó en un terreno donado por el conde de Barcelona Ramon Berenguer IV a los canónigos de Sant Ruf tras la conquista de Lleida a los musulmanes. “Emprendieron un proyecto muy ambicioso de una iglesia de una sola nave con transepto y tres ábsides, pero solo se construyó la cabecera hasta el crucero y la nave ya no se acabó”, explica. Busqueta, al margen de la importancia artística del monumento, que diversos expertos creen que sirvió de modelo o prueba para la Seu Vella, remarca la relevancia de los canónigos de Sant Ruf de Avignon, instalados en Lleida tras su conquista, que fueron grandes expertos en Derecho Romano, y apunta que su doctrina jurídica contribuyó a que Lleida obtuviera el privilegio de Consulado en 1197 y también influyó en la fundación del Estudi General en 1300. Pero el valor artístico e histórico de este edificio no le ha servido para evitar quedar casi sepultado en el olvido. Tras la desamortización pasó a manos privadas y una parte fue reconvertida en vivienda y otra en corrales. Hace unos años, su dueño lo vendió y fue adquirido por otro particular. “No entiendo que saliera a la venta y el ayuntamiento no lo comprara”, lamenta Fité. En diciembre de 2017, sus actuales dueños firmaron un convenio con la Paeria por el que cedían su uso a la ciudad durante 15 años, renovables en periodos de 5. Entonces, el equipo de gobierno municipal anunció que en 2018 ya habría actuaciones de mejora, pero no llevó adelante ninguna, ni tampoco el gobierno actual. Todo eso a pesar de que el Govern lo declaró Bien Cultural de Interés Nacional en enero de 2019. De momento, el interés nacional no ha suscitado el de la ciudad.