HISTORIA GRÁFICA DIFUSIÓN
Memoria de la Vall Fosca
Difunden fotografías del suizo Fritz Ritz, que vivió en esta zona del Pallars Jussà desde 1914 y hasta su muerte, en 1968 || Descubiertas hace dos años, desde el Arxiu Comarcal buscan identificar a los retratados
Hace dos años, reparando el tejado del chalet en la Vall Fosca donde había vivido durante décadas el suizo Fritz Ritz, apareció como por arte de magia una caja con unas 170 placas fotográficas de vidrio, que desvelaron retratos de paisajes, fiestas y vecinos de esta área del Pallars Jussà desde los años veinte hasta mediados del siglo XX, que han ‘regresado’ así del olvido y se han convertido en memoria gráfica. La familia Ritz Escur, de Tremp, depositó este tesoro gráfico en el Arxiu Comarcal del Pallars Jussà –que lo ha digitalizado– y autorizó la difusión de estas imágenes históricas, con el objetivo tanto de promover la belleza de la Vall Fosca como también para que los propios vecinos ayuden a identificar a la mayoría de las personas que salen en los retratos de grupo.
Fritz Ritz fue un técnico montador que nació en Eggiwil (Suiza) y que llegó a la Vall Fosca en 1914, recién finalizados sus estudios. Solo tenía que haberse quedado unos años, durante la construcción de la central hidroeléctrica de Molinos, ya que su intención era regresar a su Suiza natal al acabar las obras. Pero ante la falta de personal calificado en la nueva tecnología, se le propuso quedarse más tiempo para trabajar y, a la vez, formar a nuevos operarios. No solo aceptó sino que acabó casándose y afincándose de forma definitiva en la Vall Fosca, aunque nunca perdió el contacto con su país. Filántropo apasionado de la fotografía, enamorado de la cultura y la naturaleza, comenzó a retratar con su cámara las construcciones hidroeléctricas que comenzaron a poblar el valle y el entorno. Esta afición le llevó también a plasmar a la gente y las fiestas del lugar hasta prácticamente los años sesenta. Ritz falleció en Vic en 1968.
Gran parte de su fondo fotográfico desapareció a causa de la gran riada de 1982 en la Vall Fosca, pero afortunadamente se salvó la caja recuperada en 2018. Diversos retratos de vecinos formaron parte aquel mismo año de la singular exposición Caçadors de mirades, organizada por el Museu Hidroelèctric de Capdella.