ENTREVISTA LIBROS
«Escribir pide tiempo y huir del 'fast food' mercantilista»
JAUME PONT | escritor
Cuatro años después de Càntic d’ombres, el poeta leridano Jaume Pont (1947) regresa a las librerías con una nueva propuesta, Mirall de negra nit (Labreu Edicions), un poemario en el que desbroza los vínculos entre el amor y el dolor.
¿Cómo definiría su nueva obra?
Hay libros que no vas a buscarlos: ellos te buscan a ti, como Mirall de negra nit. La muerte y el sentido de la pérdida están esparcidos por todas sus páginas. Pero mucho más que la muerte, el tema central es el vínculo entre el amor y el dolor. Cada poema es como un tatuaje o, si quieres, como una carta de amor que nos habla de la memoria de ayer, de hoy y del tiempo que todavía ha de llegar. Se trata pues, a través de la palabra, de reconstruir un mundo propio que supere la nada. De todos los libros que he escrito este es posiblemente el más desnudo. Aquí, por encima de todo, el lenguaje lucha paradójicamente por decir lo inefable.
¿Se nota que ha escrito los poemas durante la pandemia?
No, no creo que me haya influido en el libro. La raíz que motiva su escritura es sobre todo personal. Hay, sin embargo, cuestiones sociales que la pandemia ha instaurado en el inconsciente colectivo que sí me preocupan, caso del miedo al ‘otro’, las actitudes insolidarias, el menosprecio por la cultura, el cada vez más obsesivo control del Gran Hermano...
¿Es fácil aislarse del entorno?
Un escritor no es ningún Dios: es un hombre entre los hombres. Todo lo que palpita a su alrededor le implica. Resulta imposible vivir, como decía Machado, au dessus de la mêlée, porque quieras o no quieras formas parte del cuerpo social. Pero, por otro lado, el poeta limita con la soledad y el silencio. De siempre, el confinamiento, o cierto tipo de aislamiento, ha formado parte del taller del escritor. La diferencia reside en el ejercicio de la libertad. No es lo mismo aislarte por decisión propia a que te confinen.
Las restricciones ya han afectado la presentación del poemario. ¿Confía en celebrar Sant Jordi?
Prefiero no pensar en todo lo que concierne a la difusión de mi libro y afrontar los obstáculos día a día. La cuenta atrás que nos acerca a Sant Jordi no me preocupa. Tendré, tendremos que reinventarnos. Todo el mundo: editores, autores, libreros, público lector... Ahora más que nunca, y más allá de eslóganes publicitarios, es una buena oportunidad de hacer realidad aquello de que cada día del año es Sant Jordi.
Estamos en ciernes de una sociedad más ‘telemática’.
La situación puede llegar a ser preocupante... Por deformación profesional, yo vivo este cambio de paradigma muy cerca de la docencia, de la enseñanza. Me preocupa que la ausencia de la figura presencial en la docencia pueda llegar a convertirse en una norma a favor de la virtualidad. La enseñanza, o es humanística o no es. Es preciso entender que las escuelas y las universidades forman, o tendrían que formar, individuos capaces de pensar y tomar decisiones por ellos mismos. El twitter style empobrece. Y la literatura no se ha librado de tal peste. Escribir demanda un tiempo lento, un tiempo que huya de la automatización o del fast food mercantilista y apueste decididamente por la creación y el pensamiento crítico.