ARQUEOLOGÍA INVESTIGACIÓN
Un 'santuario' de más de 36.000 años
Hace un año se dio a conocer el hallazgo arqueológico de un centenar de grabados rupestres en la cueva de la Font Major de L’Espluga de Francolí, en la Conca de Barberà, lo que provocó que se catalogara este espacio como un auténtico ‘santuario paleolítico’. Fue un hallazgo excepcional y totalmente inesperado justo una semana después de las trágicas inundaciones en esta zona, aunque los arqueólogos del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), vinculado a la Universitat Rovira i Virgili, y el ayuntamiento no lo dieron a conocer hasta tres meses después.
A lo largo de este año de investigación, el número de grabados documentados ha crecido hasta más de 300. Pero el descubrimiento más decisivo han sido unos restos de microcarbones que permiten datar –mejor que con los grabados– los orígenes de este espacio de culto ancestral unos 36.
000 años atrás. “No era un lugar de hábitat, entraban con antorchas o candiles primitivos; y por ello buscamos elementos que hubieran dejado durante estas visitas que nos permitieran datar el santuario”, explicó el arqueólogo Josep M.
Vergès, coordinador de la investigación, que no descartó que las entrañas de esta cueva esconda más grabados. A pesar de haber tenido que parar las excavaciones durante meses por la pandemia, los arqueólogos han podido avanzar mucho trabajo: prospecciones y catalogación de nuevos grabados, documentación de la cueva con tecnología 3D para futuras visitas al espacio a través de realidad virtual, y fotogrametría de texturas de alta resolución de los paneles donde se ubican los grabados.
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