Tristeza e indignación en el adiós a las obras de arte del litigio con Barbastro

Tristeza e indignación a partes iguales. Este era el sentimiento que embargaba ayer por la mañana a las decenas de personas que se acercaron hasta el Museu de Lleida para ‘despedir’ a las últimas obras de arte que se enviaron a Barbastro.

El camión de la empresa especializada SIT Spain cargó con presteza la cuarentena de piezas que quedaban por enviar después de los viajes del 15 y el 22 de febrero y el 5 de marzo. Poco antes de las once de la mañana partió en dirección al Museo Diocesano de Barbastro.

Tristeza por lo que representa de carpetazo a un litigio que ha durado un cuarto de siglo por hacerse con un centenar de obras de arte que llevaban conservadas en Lleida desde hace más de 120 años, algunas incluso al culto religioso en la parroquia de Sant Llorenç. Indignación al haberse plegado ante una resolución judicial de carácter provisional, con mucho recorrido aún en los tribunales, aunque muy pocos contemplan con optimismo que las obras puedan regresar algún día al Museu de Lleida.

Indignación también contra los patronos del Consorci, sobre todo los representantes de las instituciones políticas, que ayer dieron la cara y tuvieron que escuchar muchas críticas y gritos en su contra por haber “llegado tarde”, y hasta algún insulto..

El Cercle d’Amics del Museu de Lleida convocó un acto reivindicativo que reunió en su momento más álgido a unas 300 personas en la plaza frente a la pinacoteca. El vicepresidente de la entidad, Manel Larraga, fue muy claro dirigiéndose a los políticos: “Nos habéis fallado”. Pero quiso dejar también la puerta abierta a escribir un nuevo capítulo en la historia de este litigio: “¡A partir de ahora tenemos que recuperarlas!”.

Un informe hace tres años del propio Museu de Lleida valoró en 7,7 millones de euros el arte en litigio

Por su parte, la consellera de Cultura, Àngels Ponsa, reafirmó el “sentimiento de indefensión” ante una “justicia que lo politiza todo”. Poca autocrítica, solo la sensación de que “hemos trabajado más de puertas adentro que dado explicaciones”. Eso sí, apeló a seguir pleiteando por el arte hasta llegar a Europa.

De momento, adonde llegaron las obras es a Barbastro. Mientras en la plaza del Museu sonaban canciones de protesta, desde L’Estaca de Llach y el antifascista Bella Ciao hasta Els Segadors, en el Diocesano de Barbastro el arte fue recibido con aplausos y canciones de Labordeta.

Los visitantes que entraron ayer en el museo leridano se encontraron con algunas paredes vacías y expositores sin alguna de las obras. Pronto volverán a llenarse con otras piezas, algunas también relevantes, pero la tan renombrada unidad de la colección de arte ya se ha roto.

“No hemos estado a la altura defendiendo esta colección”

Montse Macià, la que fue directora del Museu desde 1999 y hasta 2015, no quiso perderse ayer el ‘último adiós’ al arte. “Hoy se escribe un capítulo tristísimo en la historia de la conservación del patrimonio en Catalunya.

No hemos estado a la altura, defendiendo al 100% esta colección centenaria”, lamentó. Macià añadió que “este día nos hace indignos de los esfuerzos humanos y económicos de más de cien años por estas obras de arte”.

También manifestó su “tristeza infinita” el historiador y exconservador del Museu Alberto Velasco. “Cuando esto llegue al Supremo, habrá que ver si dejan la puerta abierta a que se puedan reclamar miles de piezas de otros museos.

Dudo que sean tan inconscientes”, afirmó.