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“No siento presión ni tengo ninguna prisa por publicar”
Jaume Cabré presenta su esperada nueva novela diez años después de 'Jo confesso' || 'Consumits pel foc' salió a la venta ayer
En poco más de una década, la vida de Jaume Cabré ha dado un vuelco. Ya era un escritor reconocido y premiado cuando ejercía de profesor en el grado de Comunicación y Periodismo Audiovisual de la Universidad de Lleida pero Les veus del Pamano (2004) y, sobre todo, Jo confesso (2011) le convirtieron en “el gran referente de la literatura catalana en todo el mundo”, en palabras del escritor y editor Emili Rosales.
Ayer salió a la venta su esperada nueva novela, la primera en diez años. Consumits pel foc (Proa). Nada menos que 25.000 ejemplares en catalán y 10.000 en castellano.
Es solo el principio. El editor Josep Lluch avanzó que ya se habían contratado diez traducciones de la obra antes de que se publicara.
Y eso que Cabré no lo tenía claro. Es una novela breve que no lo era tanto, pero la fue depurando, “quitando todo lo que sobraba” hasta dejarla reducida a menos de 200 páginas.
El estilo, marca de la casa. Todo empezó con un jabato hablándole, postulándose para ser personaje.
Cabré tenía dudas. “Zvi Katz me preguntó qué estaba escribiendo y le dije que había convertido un jabato en personaje literario”.
Estaba preparado para que le dijera que era un disparate, pero le descolocó con un despreocupado “¿y qué?”. Y esa respuesta fue tan decisiva que la ha convertido en cita del libro.
“A los personajes te los tienes que creer para que funcionen y cuando te los crees, son una caja de sorpresas”. Y él se lo creyó.
Dice que no es una fábula, aunque haya protagonistas animales y humanos, como Ismael, alguien que no lo ha tenido nada fácil. Si ha tardado diez años en volver a publicar una novela, no ha sido por presión sino porque “a mi edad no tengo prisa”.
Añade que prefiere no arrepentirse de lo que publica “como me había pasado con algún cuento en el pasado”. Ha escrito y reescrito cada página.
Sobre el argumento, Cabré se remite a su infancia, cuando era minyó escolta y lo bautizaron como Senglar Murri: “es un derecho del lector”, al que cede todo el protagonismo a partir de ahora. “Yo me he limitado a explicar una historia, no tengo más pretensión”.