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'Nomadland' hace historia
Nomadland confirmó el domingo (madrugada de ayer lunes ya en España) su aura de favorita y triunfó en los Oscar de la pandemia, en los que esta poética reflexión sobre la crisis del capitalismo se llevó el premio de mejor película y con la que hicieron historia su directora, la china Chloé Zhao, y su protagonista, Frances McDormand. Zhao se convirtió en la segunda mujer en 93 ediciones de los Oscar en ganar el galardón a la mejor dirección, un hito que antes solo había logrado Kathryn Bigelow con En tierra hostil (2008).
Por su parte, McDormand se anotó su tercera estatuilla como mejor actriz tras Fargo (1996) y Tres anuncios en las afueras (2017), algo que antes solo habían conseguido leyendas como Meryl Streep, Ingrid Bergman (tres Oscar cada una) y Katharine Hepburn (cuatro). McDormand hizo una gran defensa de la magia del cine y pidió al público que vean Nomadland y el resto de nominadas “en la pantalla más grande posible”.
Las expectativas que los premios más mediáticos del mundo habían creado durante semanas sobre la fórmula con la que esquivarían la pandemia no se reflejaron en una gala con poco ritmo, que mantuvo su formato habitual en miniatura y en la que destacaron encendidas protestas raciales, con referencias a Mineápolis y el juicio celebrado la semana pasada contra el policía que mató a George Floyd. Los productores habían prometido una ceremonia que sería como una película en directo, pero el único momento cinematográfico en sus casi cuatro horas de emisión fue el largo plano secuencia de Regina King entrando en Union Station, la estación central de Los Ángeles, que sirvió como sede alternativa.
El cambio de escenario y su reducido aforo de 170 invitados, en lugar de los más de 3.000 que acogía cada año el Dolby Theatre de Hollywood, fueron las únicas pistas que indicaron que eran los Oscar del coronavirus. Todo lo demás se mantuvo como una gala habitual: apenas se vieron mascarillas, hubo muchos abrazos y los aplausos sonaron mientras los ganadores subían a recoger la estatuilla en lugar de sonreír por una videollamada.
Tras el éxito de Nomadland, parecía que el fallecido Chadwick Boseman iba a tener una despedida solemne con un premio póstumo al mejor actor por La madre del blues, pero Anthony Hopkins terminó ganando este galardón por su retrato de la demencia en El padre. Hopkins, que no participó en la gala, logró así su segundo Oscar tras El silencio de los corderos (1991) y se convirtió con 83 años en el actor de mayor edad en ser reconocido por la Academia de Hollywood.
Lo más espontáneo de la gala llegó con la surcoreana Yuh-Jung Youn, mejor actriz de reparto por Minari, que flirteó con Brad Pitt, que le había entregado la estatuilla, y perdonó a todos por pronunciar mal su nombre; y también con el ‘perreo’ de Glenn Close al ritmo de Da Butt tras perder frente a Youn el Oscar por octava vez, levantando las carcajadas del público. En clave española, el cántabro Sergio López-Rivera ganó el Oscar al mejor maquillaje y peluquería por su trabajo en La madre del blues.