PARECE QUE FUE AYER
Verd Madur
Ahora mismo puede que el acontecimiento pueda parecer menor pero el 27 de mayo de 1968, ocho años después de su rodaje y de su estreno en castellano, “Siega verde” pudo proyectarse en la práctica totalidad de las salas cinematográficas catalanas como “Verd Madur”. Un premio a la constancia del leridano Josep Virós i Moyés
Josep Virós i Moyés siempre tuvo claro que su novela “Verd Madur” tenía que llevarse a la pantalla y, además, en catalán. No fue un camino fácil. Abogado de profesión, y a contracorriente, inició una batalla legal contra la burocracia franquista (en los años 60 teóricamente invencible) que culminó, casi ocho años después, con la victoria: Franco autorizaba que, después de su estreno en 1960, la película pudiese ser estrenada en las salas comerciales, con ciertas limitaciones, en la lengua en que fue escrita, y además aguantando en cartel durante varias semanas debido a la respuesta de los espectadores que consideraron una verdadera hazaña, impensable en los 60, el poder ver en un cine una película en su lengua materna.
Nacido en Llessui, Josep Virós, de clara ideología republicana e independentista, contó con la ayuda de su gran amigo el joyero Amadeu Bagués, representante de una de las marcas de joyería más celebres en Barcelona y en el estado español, fundando una productora que prácticamente solo trabajó para esta película y en la que invirtió buena parte de su patrimonio personal. Bagués era nieto del joyero Lluís Masriera (1927), fundador de la saga Masriera-Carrera-Bagués, que todavía existe en Barcelona, dedicada a la alta joyería y con sede en el Passeig de Gràcia. En el momento de su muerte en 1981, Bagués era vicepresidente de Òmnium Cultural y presidente, entre otras instituciones, de Ràdio Associació de Catalunya y de la Fundació Teatre Romea.
“Verd Madur” explica la rivalidad entre los Pujalt y los Xanot por dominar la zona pirenaica donde viven
Uno de los elementos claves del film es la excelente banda sonora de Xavier Montsalvatge
“Pirene Films” pensó en un principio en Juan Antonio Bardem como director del film pero por motivos profesionales acabó declinando el encargo, que fue a manos de Rafael Gil, un cineasta de corte franquista pero con títulos notables como “El clavo”, “La guerra de Dios” (premiada en Berlín en 1954), “La calle sin sol” y “Viva lo imposible”, o comerciales como “Currito de la cruz”, “La reina del Chantecler” o “El marino de los puños de oro”.Rafael Gil consiguió un reparto de lujo con la emergente actriz francesa Jeanne Valérie y el galán, entonces de moda, Carlos Larrañaga, acompañados de grandes secundarios como Guillermo Marin,Marta Agelat, Josep Maria Caffarel, Matilde Muñoz Sampedro o Elvira Quintilla. Y demás, con una excelente banda sonora firmada por Xavier Montsalvatge.
Los exteriores de la película, al estar ubicada en Lleida, se hicieron en la Val d’Aran, Aigüestortes i el Pallars Sobirà, concretamente en los alrededores de Sort.
“Verd Madur”, que también tuvo su versión italiana “Venere Selvaggia”, cuenta un ancestral enfrentamiento en un pueblo del Pirineo leridano entre dos sagas familiares centenarias: la de Can Pujalt, ricos y poderosos, y la de Can Xanot, venida a menos. El drama se desencadenará cuando, a semejanza de otros dramas rurales, el “hereu” de los Pujalt (Carlos Larrañaga) se enamora de una de las hijas de los Xanot (Jeanne Valérie) y la deja embarazada. Ella decide abandonar el pueblo para vivir su propia vida.
Rafael Gil estaba mucho mejor visto que Bardem por el franquismo y no cabe duda que su presencia en la película allanó no pocas dificultades con la censura que, además, obligó a modificar el guion, suavizando especialmente el final del drama rural que se desarrolla en la novela. El libro, por cierto, también tardó lo suyo en poder ser editado en catalán.
Los responsables de salvaguardar las esencias patrias también estuvieron muy exigentes ante el erotismo que podría desprender el film (hoy en día parece ciertamente ridículo) en el personaje protagonista femenino, descrito como una mujer liberal adelantada a su tiempo y a los convencionalismos sociales de su asfixiante entorno.
Un claro ejemplo de esta censura la tenemos en el cartel de la película (en ambas versiones), en el que Jeanne Valérie aparece montando a caballo para encontrarse con Carlos Larrañaga en una de las escenas cumbres de “Verd Madur” vistiendo un vestido corto, y más todavía sobre la silla. Pues bien, la censura obligó, en el cartel y en la película, a alargarle la falda para no dejar tanto muslo al descubierto.
Cabe recordar que la película que se estrenó en España (en su versión castellana, o sea, ocho años antes que la versión catalana), en plena fiebre represora de los films de una Brigitte Bardot que era considerada aquí de lo más pecaminoso, fue catalogada para ser exhibida con un 4 (“gravemente peligrosa”), que era lo máximo de malo que podía catalogarse un film, que quedaba reservado solo para adultos muy formados, y aún así con reservas. Para los no iniciados, cabe recordar que esta puntuación era de obligado cumplimiento en todas las películas de los años 50, 60 y 70 para salvaguardar la “integridad moral y espiritual” de los espectadores ante tanta “tentación” que llegaba allende las fronteras españolas.. Por lo que respecta a sus protagonistas principales, Jeanne Valérie (Paris, 1941) no tuvo demasiado recorrido profesional con 15 películas en su filmografía, aunque destacó, además de en “Verd Madur”, en “La piel” (Liliana Cavani, 1981). Carlos Larrañaga (1937-2012), nacido en Barcelona, descendiente de familia de actores y creador de otra no menos famosa, destacó en cine, en teatro y en televisión, donde alcanzó su máxima popularidad en “Los gozos y las sombras” (1982) y sobre todo en la comedia “Farmacia de Guardia” (Antena 3, 1991-1995).
“El Judas” fue la pionera, pero solo en salas muy restringidas En honor a la verdad cabe decir que “El Judas”, rodada por Ignacio F. Iquino en doble versión, fue la primera que se vio en catalán en una sala de cine, aunque con grandes limitaciones. Iquino la rodó en 1952 en Esparreguera con un único actor profesional (Antonio Vilar) y el resto actores aficionados reclutados del elenco de “La Passió” de dicha localidad barcelonesa.
La trama, con un marcado cariz religioso, cuenta cómo un resentido, que en la sacra representación da vida a Judas, maquinará, mentirá, difamará y manipulará para quedarse con el papel de Jesús en la obra. Después de conseguir sus propósitos, se redimirá con su arrepentimiento, dejando las cosas como estaban.. Una película basada en la novela de Josep Virós i Moyés“Verd madur” fue un proyecto personal del leridano Josep Virós i Moyés (Llessui, 1905-Barcelona, 1987) que no solamente llegó a las salas comerciales en catalán, sino que también fue la primera obra literaria escrita en catalán que Franco autorizó que se hiciese en versión cinematográfica.
La quinta película rodada exclusivamente en escenarios leridanos“Verd Madur” fue la quinta película rodada exclusivamente en exteriores leridanos desde que José Luís Sáez de Heredia escogiera Alós d’Isil para su “La mies es mucha” (1948), transformándolo en la región india de Kattinga para que Fernando Fernán Gómez pudiera llevar a cabo su labor de evangelizar a los infieles. Luego llegaría “La pecadora” (1954), de Ignacio F. Iquino, convirtiendo Cervera en un plató de cine; “La legión del silencio” (José Antonio Nieves Conde, 1956), con trasfondo de la Guerra Civil, y la icónica “La fiel infantería” (Pedro Lazaga, 1958), rodada íntegramente en Lleida ciudad.