POLÍTICA CULTURAL ENTREVISTA
«Lleida tiene que potenciarse en el mapa cultural de Catalunya»
El filólogo de Cervera y profesor de la Universitat de Lleida Albert Turull acaba de emprender una nueva ‘aventura’ profesional como director de los servicios territoriales del departamento de Cultura de la Generalitat en Lleida. En esta entrevista, Turull opina sobre las numerosas ‘carpetas’ pendientes de la conselleria en la demarcación leridana y hace hincapié en sus objetivos principales de trabajo: sumar esfuerzos con el resto de administraciones y situar a Lleida entre los principales puntos culturales de Catalunya.
Profesor de la Universitat de Lleida desde hace tres décadas, Albert Turull (Cervera, 1963) ha cambiado las clases en el edificio del Rectorado por el despacho de Cultura, justo al otro lado de la rambla Aragó.
¿Cuáles son los objetivos principales con los que llega a este nuevo cargo?
Me gustaría impulsar dos cuestiones: trabajar en red para sumar esfuerzos con ayuntamientos, Diputación, consells comarcales o, en el caso del patrimonio, los obispados y también las asociaciones; y la descentralización a dos niveles. Primero, que no todo el peso cultural recaiga en la ciudad de Lleida sino que también se beneficien las localidades de toda la demarcación. Y después, en términos globales de Catalunya: ¿por qué Lleida no puede acoger también infraestructuras nacionales? No todo tiene que estar en Barcelona.
Será el primer delegado de Cultura en más de veinte años que no tendrá que ‘preocuparse’ demasiado por el litigio del arte.
Es una lástima que hayamos visto la salida de bienes de arte de una manera indigna. Pero si los diferentes frentes del litigio del Diocesà tienen más recorrido legal, no tenemos que abandonar las reivindicaciones. De todos modos, de aquí a unos años, cuando todo se haya superado bien o mal, convendría –sobre todo en beneficio de la realidad cultural de la Franja– entrar en una dinámica de colaboración por ejemplo con exposiciones compartidas. Claro que ahora aún existen muchas heridas abiertas. Es como un matrimonio que se divorcia y al principio la pareja no quiere ni hablarse.
El Museu de Lleida tiene que mirar adelante.
Sí, hay que reimpulsarlo. Tiene que convertirse en el centro principal de una red o de un eje con los principales espacios museísticos de Catalunya. Tiene que ser reconocido y visitado como tal. Público de toda Catalunya tendría que venir a la ciudad expresamente para visitar el Museu de Lleida, igual como con la Seu Vella.
La candidatura a Patrimonio Mundial de la Unesco del Turó parece aletargada. ¿Es más una cuestión política que técnica?
Lo parece porque el trabajo de la candidatura ya está hecho. Aunque solo sea para mantener las formas, Catalunya merece por parte del Estado esta ‘cuota’ patrimonial. Es lo mismo que con las carreteras: tienen que invertir porque el Estado no puede dejar estas infraestructuras a cero en Catalunya.
¿La conselleria se ‘acordará’ también del Museu Morera?
Sí, claro. Me consta que el proyecto del nuevo Museu Morera es una apuesta que cuenta con apoyos de todas las administraciones, incluida la Generalitat.
Fuera de la capital del Segrià también tendrá mucho ‘trabajo’.
La semana pasada estuve en el Dansàneu, un festival que considero estratégico para el futuro y para el que habrá que poner toda la carne en el asador, tanto desde la Generalitat como desde los propios ayuntamientos aneuencs. Hay muchos puntos de las comarcas leridanas con un potencial enorme. En Cervera, el edificio de la Universitat o el del Sindicat, que se puede aprovechar muchísimo. En Agramunt, con el Espai Guinovart y la Fundació Viladot que son todo un lujo. Tenemos un potencial para situar la demarcación o poblaciones determinadas de Lleida en el mapa cultural de Catalunya.
La dirección del Institut d’Estudis Ilerdencs hace una década le permitió ‘pisar’ el territorio.
Sí, totalmente. Por eso tengo en mente elementos del patrimonio que son poco conocidos por el gran público, como las salinas de Vilanova de la Sal, un espacio muy exportable que podría dar mucho más de sí. O el yacimiento ibérico del Molí d’Espígol de Tornabous, o el Centre d’Art Rupestre de El Cogul..., la clave es situar más elementos de nuestro patrimonio en las redes culturales, por ejemplo, con tickets de entrada conjuntos.
Acaba de visitar Cal Macià en Vallmanya. Primera carpeta ‘caliente’.
Es un edificio con una gran simbología nacional catalana. La Generalitat propiciará que las diferentes administraciones se pongan de acuerdo sobre el edificio y ofrecería ayudas para la restauración, pero siempre con un plan de usos de futuro para este equipamiento. La verdad es que no existen en Catalunya muchos edificios relacionados con Francesc Macià. Sería bonito imaginar una ‘ruta Macià’ desde Prats de Molló, Vilanova i la Geltrú, Barcelona, el Espai Macià de Les Borges Blanques y que acabara en Vallmanya.
En definitiva, todo depende siempre de lo mismo: la disponibilidad presupuestaria.
La anterior consellera, Àngels Ponsa, ya insistió y me consta que la actual, Natàlia Garriga, mantiene llegar el año que viene al 2% de los presupuestos de la Generalitat para Cultura.