PATRIMONIO VISITANTES
Patrimonio con buena salud
A nadie se lo ha puesto fácil la pandemia, pero las restricciones sanitarias han evidenciado la fortaleza del patrimonio para atraer turismo de proximidad. Así, el conjunto románico de la Vall de Boí ha cerrado la temporada estival con 62.021 visitantes, una cifra muy por encima de las registradas antes de la pandemia, con 55.295 visitantes en 2019 y 53.545 en 2018 (ver desglose). También ha sido un buen verano para el Museu de Lleida.
Entre el 14 de mayo (el día que se inauguró la reforma del gótico tras la marcha forzosa de obras al monasterio de Sigena y al obispado de Barbastro) y el 31 de agosto, 3.453 personas han visitado este equipamiento.
Un aumento más que evidente respecto al mismo período del año anterior, cuando se registraron 556 visitas. Sin embargo, hay que tener el cuenta que en 2020 el museo no pudo reabrir hasta el 6 de junio y, además, julio fue un mes complicado por el confinamiento de buena parte del Segrià. Si la comparativa se hace respecto a 2019, cambia la perspectiva y se pone de manifiesto que los reveses judiciales y la restricción de aforo a que obliga la Covid-19 han jugado en contra.
Así, de mayo al 31 de agosto el Museu de Lleida superó las 6.000 visitas (6.044). En este sentido, la remodelación del las salas del gótico ha supuesto un revulsivo para el equipamiento que dirige Josep Giralt. En este nuevo espacio de más de 200 metros cuadrados se exponen 41 obras.
Algunas ya formaban parte de la colección del Museu de Lleida, pero también se incorporaron cuatro piezas cedidas por el MNAC, una por un mecenas privado –el periodista y empresario leridano Tatxo Benet– así como 13 cerámicas procedentes del Museu del Disseny. Además, se han recolocado algunas piezas y, por ejemplo, la Assumpta de Torres de Segre ( siglo XVII) está situada ahora frente a la obra Presos políticos en la España contemporánea, de Santiago Sierra.