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PATRIMONIO POLÍTICA

Pocas iglesias originarias del arte de la Franja podrían acogerlo

Expertos aseguran que muchas no cumplen los requisitos de seguridad

Traslado el día 10 de marzo del pasado año de obras del Museu de Lleida a Barbastro.

Traslado el día 10 de marzo del pasado año de obras del Museu de Lleida a Barbastro.AMADO FORROLLA

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El 10 de marzo hará un año que terminó el traslado a Aragón de las 111 obras de la Franja que estaban en el Museu de Lleida, en cumplimiento de la sentencia del juzgado de primera instancia e instrucción 1 de Barbastro que ordenó que los bienes fueran retornados a las parroquias originarias. El destino fue finalmente el Museo de Barbastro, donde siguen y de donde no parece que el gobierno aragonés tenga intención de moverlas. Expertos aseguran que solo alrededor de un 10% de las 43 parroquias originarias podrían acoger las obras “con seguridad”.

Tanto ellos como vecinos de estos municipios piden que “por lo menos” se puedan exponer en espacios adecuados “más próximos”, donde se les dé “valor”. Algunas iglesias como las de Ardanui o Treserra están casi derruidas y otras como Buira o Ballobar no disponen de ningún tipo de seguridad que prevenga posibles robos. Otras como Roda de Isábena, Tamarit de Llitera o Saidí sí que podrían acoger exposiciones de las obras, pero estas son una minoría del total.

El historiador y miembro del Centre d’Estudis Ribagorçans-CERIb, Carles Barrull, cree que las obras de la Franja “ya estaban bien en el Museu de Lleida” y lamenta que se quiso correr demasiado con el traslado, ya que la sentencia aún no es firme. Barrull destaca que a pesar de que la sentencia indica que las beneficiarias de las obras son las parroquias, a la práctica todo se ha orientado para que vayan al Museo de Barbastro. Cabe recordar que nueve años antes de la sentencia, cuando se inauguró el equipamiento en el 2010, ya había las vitrinas preparadas para acogerlas.

El historiador reconoce que la mayoría de obras no pueden volver a las parroquias de origen porque algunas ya ni existen. En estos casos considera que los bienes deberían volver a las parroquias o a los ayuntamientos de quienes dependen y abre la puerta a crear cuatro o cinco sedes en municipios próximos a las parroquias para que acojan las piezas. Esta iniciativa supondría la misma inversión que se ha hecho en el Museo de Barbastro.

Por su parte, Josep Messalles, uno de los portavoces de la entidad Moviment Franjolí –que en su día se posicionó en contra del traslado de las obras a Barbastro–, explicó que “los organismos museológicos lo encuentran una aberración” y lamentó que solo se reclamen las obras que provienen de Catalunya.

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