Novela póstuma de Gallardo, un canto a la vida y a su perrita

No hay nada que suene a despedida en El gran libro de los perros, novela gráfica póstuma que Miguel Gallardo dibujó a cuatro manos con su esposa Karin Du Croo, y que convirtieron en un canto a la vida canalizado por el cariño a Cala, su perrita adoptada, que les ayudó a sobrellevar la pandemia y el tumor que acabó con la vida del dibujante e ilustrador leridano el pasado 21 de febrero, a los 66 años. La editorial Astiberri acaba de publicar ahora, cuando no se cumplen ni tres semanas de la muerte del artista, esta obra en la que Gallardo y Du Croo se alternan a lo largo de las páginas a la hora de ofrecer su punto de vista para explicar cómo fue la adopción y la adaptación de Cala, pero dejan que sea la perra la que, con “acento” andaluz, ofrezca su “propia” versión del viaje desde Jaén y la llegada en 2019 al hogar barcelonés de la pareja. La perrilla se convirtió en un salvoconducto esencial para que Gallardo y Du Croo pudieran liberar la mente con largos paseos durante los meses duros de pandemia; también para María, la hija autista del dibujante, con la que, “por instinto” conectó en su primer encuentro, al poner el hocico entre sus piernas.

La alegría de vivir del animal, su curiosidad por el nuevo entorno doméstico y las obligaciones que conllevaban su cuidado fueron una especie de antídoto contra el inevitable desánimo de la enfermedad. “Aunque parezca un poco Paulo Coelho, Cala ha entrado en nuestras vidas con potencia curativa y al final nos ha llevado a participar juntos en un proyecto que nos hace recuperar la curiosidad y la ilusión por la vida”, señalaban el matrimonio de autores –se casaron en enero, poco antes de la muerte de Gallardo– en una carta a su perra que clausura el libro, y que debe leerse, a pesar de todo, como una exaltación de la existencia: “Gracias, Cala”.