ENTREVISTA LITERATURA
Francesc Serés: «El 'procés' ha dejado un gran agujero negro en el país»
‘La mentida més bonica’ es un libro que ha levantado ampollas. El autor de Saidí ha retratado desde Berlín el desencanto
independentista
En 2015 dijo en la Biblioteca Pública de Lleida que el entonces incipiente ‘procés’ tenía una novela, que estaban pasando demasiadas cosas en Catalunya para que ningún escritor las tuviera en cuenta. Todavía pasaron más cosas.. ¿Podía imaginar entonces que escribiría una novela sobre el desencanto?
¿Sí? ¿Ya lo dije entonces? No sé si es la novela que imaginaba porque nunca puedes saber qué pasará.
Podíamos estar mucho mejor como país, pero también mucho peor: por suerte no hubo muertos, porque habrían sido sacrificios inútiles. Nadie se pregunta qué hubiera pasado si llega a haber una desgracia porque es una pregunta radioactiva, que nos hace daño. Pero está bien formulársela. Si escuece y pica es que cura, dicen. Y estamos aquí, tampoco puedo falsear la realidad. La narrativa no aguanta la mentira.“
De la cárcel se sale, pero de la mentira no te escapas nunca”, dice.
Puedes pedir perdón por haber mentido, pero no puedes recuperar el tiempo de la mentira. Y nos mentimos a nosotros mismos. Hubo un exceso de confianza y no fiscalizamos nada. Para escribir la novela he hablado con cerca de 40 personas que en un momento determinado se dieron cuenta de que los políticos que estaban empujando iban de farol, que no había nada preparado. No quería dar mi punto de vista, sino una visión más colectiva, porque en el país ha quedado un gran agujero negro. Todas aquellas promesas solemnes que nos hicieron quedaron en nada y han dejado un paisaje yermo. Es duro aceptarlo.
Los protagonistas son dos profesores de secundaria muy implicados políticamente que en diciembre de 2021, justo antes de jubilarse, están tan desencantados que deciden no ir a una manifestación independentista, aunque les duele hacerlo.
De ese dolor vive ahora la política, como antes vivió de nuestra ilusión. Empiezas el libro con estos personajes durmiendo antes de que empiece el que será su último día de clase y esta respiración pausada del principio ha sido la mía al ponerme a escribir, porque no podía hacerlo enfadado.
No hay buenos ni malos, ni respuestas vehementes.
Porque lo que han quedado son muchos interrogantes. Los personajes se piden responsabilidades a ellos mismos. Esto no va de odiar a los políticos. Hubo un dolor real cuando los encarcelaron. Pero hay que ser honesto, hay que reconocer que no había nada preparado y solo así será posible la reconciliación.