Moros i Cristians afilan espadas

La nave central de la Seu Vella acogió ayer el relevo de capitanías y líderes de comparsa de los Moros i Cristians de Lleida. Un evento, conocido como Mig Any Fester, que no se hacía desde noviembre de 2019 por culpa de la pandemia de coronavirus y que marca el inicio de un programa festivo que culminará el mes de mayo, cuando los Moros i Cristians disputen una gran batalla para hacerse con el gobierno de la ciudad. El nombramiento de los nuevos líderes de ambos bandos se hizo en presencia de decenas de personas en la Seu Vella y estuvo amenizado por la Banda Municipal de Lleida, que tocó comparsas militares de las dos facciones y el himno de la asociación de Moros i Cristians.

Este año ostentarán la capitanía cristiana los Pallaresos, liderados por el conde Adrià Vidal, que releva a Mariona Franco. La comparsa de los Al·lerídis, capitaneada por el caïd Jordi Suñé, que sucede a Antoni Pomés, se pondrá al frente de las tropas para conseguir que Lleida vuelva a ser musulmana, después de la derrota en la última batalla. En cuanto a los abanderados, el cristiano lo llevará Jordi Branchadell, de los Pallaresos, mientras que el moro lo lucirá Jéssica Massip, de los Al·lerídis.

También se renovaron los jefes de comparsa, que son los líderes de las tres grandes casas que conforman cada bando. Por parte de la facción mora, la comparsa de los Ban-Hud la liderará Montserrat Pena y su abanderada, Magda Puig; por los Al·lerídis serán Conchi Soria y Josep Balagueró respectivamente; mientras que en los Musa su estandarte lo llevará Julio Martín y estarán liderados por Montse Villanueva. Por el bando cristiano, el que llevará el penón de los Anglesola será Alejandro Malfaz y su líder será Josep Lluís Huete; por parte de los Pallaresos Montserrat Teixidó llevará el penón y Erika Companys será la baronesa; mientras que por los Urgellencs l Jordi Miarmau será el abanderado y Emilio Minguito su líder.Después de estos nombramientos se hizo el relevo de los líderes de cada bando mediante la entrega de las espadas.

Tanto el conde cristiano como el caïd moro se comprometieron a luchar hasta el final por sus gentes y su ciudad. La ceremonia acabó con un desfile de ambos bandos, dejando las espadas en alto para que, cuando vuelvan a verse, empiece la batalla por la ciudad.

Una fiesta “que une lazos con todas las comunidades”

El presidente de la asociación de Moros i Cristians de Lleida, Josep Lluís Gàzquez, quiso agradecer y elogiar la labor de los líderes de ambos bandos que ayer fueron relevados, “que lo han sido durante tres años por culpa de la pandemia”, y recordó que en el 2020 la batalla tuvo que ser virtual, mientras que en el 2021 sí se pudo hacer presencial y la batalla quedó en tablas, siendo la primera fiesta de Moros i Cristians que se hacía en el Estado después de la pandemia.

Por su parte, el alcalde de Lleida, Miquel Pueyo, ensalzó la labor de la entidad, “que se recuperó hace 25 años y que es una muestra de la implicación de la sociedad civil con la ciudad y su historia”, a la vez que puso de ejemplo la fiesta como “una forma de unir lazos con todas las comunidades”. El representante de la Diputación, Paco Cerdà, aseguró que la fiesta es “una parte vital de la ciudad y hecha por enamorados de Lleida”, mientras que el delegado de Cultura de la Generalitat, Albert Turull, elogió que los dos bandos se releven la victoria cada año.