ARTE EXPOSICIÓN
La huella fragatina de Velázquez
La Guerra dels Segadors desplazó a Felipe IV hasta Fraga en 1644. Se libraba la importante batalla de Lleida, de la que el monarca salió victorioso, por lo que fue retratado por el pintor de la corte, nada menos que Velázquez. Felipe IV en Fraga es una de las mejores obras del autor de Las meninas.
Los expertos destacan no solo el preciosismo de la ropa del rey, sino lo novedoso de presentarlo con la cara ladeada mirando al espectador. Es una obra muy documentada. El cronista José de Pellicer escribió el 16 de agosto de 1644 que el rey había enviado a la reina “un retrato de la misma forma que está en campaña, muy parecido y vestido de rojo y plata, en cuerpo y con bastón”, y añade que “los catalanes” solicitaron exponerlo públicamente en la iglesia, bajo dosel, en la celebración de la toma de Lleida.
“Velázquez pintó vn gallardo retrato de Su Magestad (de la proporción natural, para enbiarlo a Madrid) de la forma que entró en Lérida empuñando el Militar Bastón, y vestido de felpa carmesí; con tan lindo aye; tanta gracia, y Magestad, que parecía otro vivo Philipo”. Es la única efigie que lo representa de pie y como militar. Permaneció en las Colecciones Reales hasta que a principios del siglo XVIII pasó a la corte de Parma e inició un largo periplo por Europa que acabó con la venta de la obra en 1910.
Elías de Borbón-Parma vendió el cuadro a la Agnews and Sons Gallery de Londres que, a su vez, lo vendió a la Knoedler & Co. de Nueva York, donde lo adquirió uno de los clientes habituales de esta galería, el filántropo Henry Clay Frick, que la colgó en su mansión de la Quinta Avenida, convertida en museo desde 1935. Ahora está en obras, lo que ha permitido la cesión temporal hasta el 2 de julio de nueve pinturas al Museo de Prado.
El retrato fragatino de Felipe IV es la imagen de esta excepcional exposición que, además, vuelve a reunir esta obra con otra que Velázquez también pintó en Fraga. Se sabía que durante la primavera de 1644 el pintor no solo retrató al monarca, sino al Primo, un bufón que los acompañaba. Hasta hace poco se creía que se trataba de una obra de la misma época en la que aparece un bufón con libros y que se conserva en el Museo del Prado.
Sin embargo, un estudio reciente de Pablo Pérez d’Ors, Richard Johnson y Don Johnson desveló que de la misma pieza de ropa de la que salió la tela del retrato del rey, Velázquez cortó la que utilizó para retratar a El Primo, un personaje al que vemos sentado en el suelo, mirando directamente al espectador y que también pertenece a las colecciones del Prado. Ahora vuelven a exponerse juntas, por primera vez en 275 años, y lo hacen junto a obras emblemáticas de El Greco, Murillo y Goya que también forman parte de The Frick Collection de Nueva York.