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ENTREVISTA LIBROS

Manuel Milián Mestre: «Soy muy pujolista, aquello del 'peix al cove' era el camino idóneo»

El periodista valenciano, exdiputado del PP, profesor universitario y tertuliano de radio y TV rinde en su nuevo libro un homenaje a su amistad con personajes como Porcel, Carles Santos o el cardenal Tarancón

«Soy muy pujolista, aquello del 'peix al cove' era el camino idóneo»

«Soy muy pujolista, aquello del 'peix al cove' era el camino idóneo»AMADO FORROLLA

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El político y periodista Manuel Milián Mestre (1943, Forcall, Castellón) presentó el jueves en el Cafè del Teatre de Lleida su último libro, Les paradoxes de l’amistat (Pòrtic). Periodista que ha desarrollado la mayor parte de su vida en Catalunya, Milián fue estrecho colaborador de Manuel Fraga Iribarne en la génesis del actual Partido Popular, del que fue diputado en el Congreso durante más de una década. En este libro reivindica el valor de la amistad.

¿Cuántos amigos de verdad ha tenido en la vida? ¡Innumerables!

¿Alguno le ha decepcionado? Me sobrarían dedos de las manos para contar los pocos que han dejado de serlo. Como mucho he sufrido 4 ó 5 desilusiones. Nunca guardo rencor, aunque me duela.

¿Por qué 'Les paradoxes de l’amistat'? La amistad es un fundamento de la vida, sobre todo para alguien como yo, que me crié solo. De niño, viví con mi abuela porque mi padre era tuberculoso. Hasta los 21 años no pude volver a casa durante un año seguido. Todo aquello me marcó. Por eso acabé construyendo una ‘familia’ a partir de los amigos, que son como hermanos, y de sus padres, que eran como mis propios padres. Aquí está la paradoja: ser amigo de aquel que es diverso a ti, lo cual te enriquece mucho, te aporta muchas cosas. La amistad solo se puede construir con la inteligencia, la capacidad de entender a otro muy diferente a ti mismo.

Un ensayo sobre la amistad. La amistad es un sentimiento que sale de la estima y del amor. Pero este tipo de amistad tiene una duración limitada, como los enamorados, una pareja que puede romperse y a veces llegan a odiarse. No es un sentimiento racional. En cambio, personas muy diferentes y con visiones contrarias de la vida pueden construir puentes de relación con inteligencia. Es un diálogo que te permite mantener una amistad durante toda la vida.

En el libro desfilan personajes tan diversos como Baltasar Porcel, Carles Santos o el mismísimo cardenal Tarancón. El libro es un homenaje a la amistad, en el que cada capítulo cuenta un caso diferente, con factores y personajes que tiene proyección política, social o económica. Es mirarse al espejo con la proyección del otro. Por ejemplo, Porcel me dio perspectivas muy diferentes a las mías.

¿De quién guarda un mejor recuerdo? De todos. Con Baltasar Porcel y Carlos Mensa éramos como hermanos. Tarancón era un personaje emblemático y referencial, pero cuando nos prohibió a finales de los 60 fundar una Democracia Cristiana en España me sentó muy mal. Él nos dijo que quería católicos en todos los partidos y no un solo partido católico. Alberti me cautivó en su exilio romano, hasta que se divorció de su primera mujer y allí se rompió nuestra relación. Y con Carles Santos éramos íntimos amigos. Fíjate que íbamos juntos a misa en Vinarós hasta los 21 años. Pero luego él se marchó a estudiar a Suiza y después a Barcelona, donde se juntó con Brossa y Tàpies, que lo convirtieron en comunista y anticlerical. O con Camilo José Cela, con el que tuve un amistad profunda, hasta que se casó por segunda vez y nos alejamos. Cuando venía a Barcelona siempre tenía que ir con él a todas partes, noche y día.

Dedica un capítulo a Ramón Tamames. ¿Le sorprendió el reciente episodio de la moción de censura al frente de VOX? No me sorprendió nada. En los últimos años del franquismo y durante la Transición tuve una gran relación con él, que me sirvió para relacionarme con los comunistas, porque sin ellos nunca hubiera llegado la democracia a España. Y él siempre me decía que no era comunista, sino antifranquista. Ahora, a pesar de su edad, sigue disfrutando de una cabeza privilegiada y, viendo el desastre que dejará Pedro Sánchez en la economía de este país, recibió la invitación de VOX para la moción de censura. Con un punto de vanidad, pero con su autoridad moral, aceptó, pero también hubiera hecho lo mismo si se lo hubiera propuesto el PNV o Junts, seguro.

Usted ha estado en todas las salsas políticas desde hace más de cincuenta años, ¿qué le parece el ‘procés’? Ha sido un auténtico error. Yo soy muy pujolista y creo que aquello ‘del peix al cove’ era el camino idóneo, no para la independencia pero sí para llegar a un punto mucho más alejado de lo que hay ahora. Con Pujol tuve una relación maravillosa, antes de morir Franco ya éramos amigos.

Pues no debe estar contento por cómo ha acabado sus días políticos el exPresident. Es una barbaridad cómo ha acabado la figura de Pujol. Él siguió la obra de Tarradellas, pero con un concepto diferente de lo que eran las relaciones entre Catalunya y España. Yo formaba parte de un ‘triángulo’ con Fraga y Pujol, que aportó beneficios y entendimientos: el plan de aplicación del catalán en las escuelas lo calcó Fraga en Galicia; igual que el plan sanitario, y el de carreteras de Galicia lo llevó a cabo en gran parte un ingeniero de Mataró que lo fichó Fraga. Esta sinergia se rompió con Aznar, que nunca tuvo en cuenta la aportación catalana al Partido Popular.

Eso sí, entre sus amigos no se encuentra Pedro Sánchez. ¡Es un bolivariano completo! Ha llevado a cabo un gasto público bestial, ha endeudado a España para tres generaciones. Ahora bien, que en la actual situación política se dedique a atacar a la derecha y la ultraderecha no es serio: él sí tiene pactos demostrados peligrosos con Bildu y ERC, solo para mantenerse en el poder. ¡No tiene límites morales ni para pactar con el demonio! Con todo esto no quiero decir que esté de acuerdo con VOX, por principios morales. Porque Abascal ha vivido de la teta del PP toda la vida, lo que resulta muy feo y peligroso.

¿Pues cómo ve ahora el país? La gobernabilidad de un país en democracia siempre tiene que hacerse desde el centro moderado, nunca desde los extremos. La única solución para este país es la gran coalición PP-PSOE, a no ser que nos convirtamos en un pandemonio ingobernable. España no es una unidad, es una unión de diferentes partes. El café para todos fue una aberración.

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