Muere Àngel Jové, el último artista total
Fue actor fetiche de Bigas Luna, creó los vitrales contemporáneos del Saló Víctor Siurana y de la Seu Vella y formó parte del Grup Cogul||
El leridano Àngel Jové, uno de los referentes del arte conceptual catalán, falleció ayer a los 83 años en Girona, ciudad en la que residía desde hacía décadas. Al parecer, sufrió un ictus el domingo del que ya no se recuperó. Àngel Jové era un artista total. Su mirada feroz hipnotizó a Bigas Luna. Fue su actor fetiche, con el que trabajó en Bilbao, Angoixa o Las Edades de Lulú, pero no era un artista fácil de encasillar. Antes de interesarse por la cinematografía formó parte del Grup Cogul en su Lleida natal, junto a artistas como Víctor Pérez Pallarés, Ernest Ibàñez Neach, Albert Coma Estadella, Albert Vives o Jaume Minguell, pero pronto se proyectó más allá de Ponent y se le considera uno de los referentes y precursores del conceptualismo catalán. Y con esta nueva mirada sobre el arte agrandó la leyenda de la Petite Galerie de Jaume Magre.
Tampoco se estancó en ningún lenguaje artístico. Le gustaba experimentar y por eso aceptó el enorme reto que le supuso elencargo de su buen amigo Víctor Siurana: crear unos vitrales contemporáneos para la Universitat de Lleida. Era 1992 y este sería el último gran proyecto de Víctor Siurana, quien poco después perdería las primeras elecciones a rector y moriría. “De los grandes clientes surgen grandes obras. De los miserables no puede salir nada bueno”, aseguraba en 2004, cuando regresó a Lleida para crear los vitrales de la capilla de Jesús de la Seu Vella. Fue un trabajo muy emotivo para Jové. Y eso que aseguraba que ya no reconocía Lleida. “La ciudad de mi infancia ya no existe. Han derribado los edificios y, por si fuera poco, también las calles y las plazas donde jugaba de pequeño”. Se refería al barrio del Canyeret, y al antiguo Hostal del Sol de la plaza Sant Joan, donde nació en 1940, en plena posguerra. Cuando los militares se fueron de la antigua catedral se convirtió en el escenario de sus juegos. “Me he arañado las rodillas muchas veces en sus piedras”. Le impresionó volver a la capilla de Jesús. “Yo no sabía ni que tenía nombre, porque cuando era pequeño estaba abierta y olía a orina”.
Para este pequeño reducto gótico que había sobrevivido a tantos años de abandono diseñó un mosaico de cristales minúsculos que juegan con la luz y entre los que parecía haber algún hueco, minúsculos agujeros deliberados “para ser conscientes que respiramos polvo”. El Museu Morera adquirió el año pasado polaroids del viaje Lo País de Maialussa, un recorrido por Ponent en 1989 con Carles Hac Mor y Benet Rossell. Ninguno de ellos puede ya seguir respirando polvo, aunque sean eternos.