Un viaje fotográfico al olvido

“Las fotografías, especialmente los retratos y las familiares, son como asesinas en serie de la identidad de los fotografiados”, afirma el fotógrafo leridano Jordi V. Pou, reflexionando sobre cómo afecta el paso del tiempo a las imágenes de unas personas que al final no reconocerá nadie. Esta es la premisa de su nuevo proyecto fotográfico, I’M, jo soc, que forma parte del Festival Panoràmic de Granollers, un certamen dirigido por el fotógrafo, artista y ensayista Joan Fontcuberta (Premio Nacional de Fotografía y Premi Nacional d’Arts Visuals), creado hace seis años con el objetivo de incentivar la investigación de nuevos lenguajes y narrativas audiovisuales. El festival lleva por lema este año el de ‘repensar el rostro’ y buena muestra de ello es la propuesta del fotógrafo leridano. “La exposición presenta como tres pasos sucesivos: primero, la identidad de la persona como retrato, la imagen como te conocen los demás; después, la foto como documento de memoria; y finalmente, la llegada del olvido, cuando aquella imagen ya no la reconoce nadie por el paso de los años”, explica Pou. El resultado final del proceso inexorable del paso de los años se muestra en esta exposición, que podrá verse hasta finales de mes en una de las sedes del festival, el Museu de les Ciències Naturals de Granollers. Y como modelo, el fotógrafo ha optado por sí mismo. “He ‘entrenado’ a la inteligencia artificial ofreciéndole más de cincuenta autorretratos que me hice en mi estudio para conseguir las imágenes que forman parte de la exposición sobre cómo podría ser yo de anciano”, comenta Pou sobre este viaje fotográfico al futuro aprovechando las nuevas herramientas tecnológicas de inteligencia artificial. “Nos han vendido que las fotos tienen memoria, pero en realidad son las personas que las miran las que la tienen; cuando estas personas ya no están las fotos se mueren, han perdido sus ojos, ya nadie las reconoce”, añade.