Primera exposición individual de Ureña en Lleida en tres años

“¡Ya tocaba!”, explicó ayer a SEGRE el artista leridano Joaquín Ureña (1946) en su regreso tres años después a la galería Espai Cavallers. En este mismo equipamiento presentó en diciembre de 2020 su anterior exposición individual en Lleida, con mascarilla, limitación de aforo y la mente puesta en la pandemia y el entonces aún reciente confinamiento domiciliario y cierre cultural. “Muy contento, y sin mascarilla”, recordó unas horas antes de la inauguración, una ‘celebración’ que no pudo seguir en directo por culpa de una indisposición de última hora. “Estoy muy feliz por poder encontrarme de nuevo con los amigos y la gente de Lleida”, afirmó el pintor sobre su nueva colección de acuarelas, que el público podrá visitar hasta el 31 de enero.

Si en aquella muestra de 2020, Ureña se presentó bajo el título de L’instint de pintar, bien significativo dadas las circunstancias del momento, ahora ha decidido bautizar la exposición solo con su nombre, que trasluce la fuerza de una trayectoria pictórica que ya supera los cincuenta años. “Exhibo cuadros nuevos y también algunos de gran formato que no se habían visto hasta ahora en Lleida y que me hacía ilusión presentarlos ahora en el Espai Cavallers”, comentó. Como siempre, la técnica de la acuarela es la gran protagonista, con una mezcla de sus singulares obras de gran formato con otras más pequeñas. Casi una treintena de piezas entre las que destaca otro de sus inventos de papel: unas tiras alargadas, de un palmo de ancho pero metros de largo, con pliegues como el fuelle de un acordeón, que el artista ha preparado para adaptarlas a la superficie curva de uno de los rincones de la galería. Y fiel a sus ‘retratos’ de paisajes interiores que tanto caracterizan el estilo Ureña. Como destaca en este sentido el escritor y periodista cultural catalán Sergio Vila-Sanjuan en el catálogo editado para la ocasión, “Ureña pinta un mundo nuevo. Y es nuevo porque no tiene historia, al contrario, todo parece acabado de instalar. Las mesas creadas sobre tablones y caballetes, los flexos, las bibliotecas de DM y conglomerado, las estanterías metálicas adaptables, los cajones de plástico..., recogen un mundo que no es el de los tradicionales interiores de la pintura burguesa (...), sino el mundo actual de los supermercados, el de Ikea y de Leroy Merlin, que han democratizado el interiorismo de la sociedad española”.