ENTREVISTA ARTES ESCÉNICAS
Emma Vilarasau: «Tengo 65 años y mucha carrera, esta peli es un regalo»
En esta historia interpreta a Montse, una madre de familia. ¿Cómo la describiría?
Montse es una mujer madura que se siente muy sola, es muy exigente e intransigente con todo el mundo. Según lo ve ella, su familia la ha abandonado injustamente y está dispuesta a hacer todo lo posible para recuperar la atención y la preocupación de sus hijos. Tiene una enorme necesidad de sentirse imprescindible para los demás.
¿Cómo se prepara para encarnar a un personaje así?
Ensayando con Dani [de la Orden], el director, y poniéndonos de acuerdo. En este caso, mi personaje está pasando por una depresión y Dani me pidió que la interpretara sin que eso fuera evidente. Montse se parece un poco a otros personajes que ya había interpretado en el pasado, curiosamente, ya había trabajado la sensación de soledad y abandono que atraviesa una madre con depresión. Tienes que buscar emocionalidad dentro de ti.
¿Cuáles son las temáticas principales que trata la película?
Representa una cotidianidad llevada al extremo que mezcla la comedia y el drama. La historia trata las relaciones tóxicas y la falta de empatía; cuando uno está mal, cuesta ponerse en el lugar de los demás. Además, el contexto social de esta familia es a lo que podríamos llamar burguesía catalana, un atributo que considero que es muy definitorio de estos personajes porque representan a personas que lo han tenido todo en la vida. Creo que si pertenecieran a otra clase social, las dinámicas y las relaciones establecidas entre ellos serían muy diferentes.
¿Cómo cree que la manera de ser tan peculiar de los personajes resonará con el público?
Cada uno tiene una personalidad muy reconocible; son todos muy próximos, pero a la vez también son patéticos, como lo somos todos en la vida real [risas].. Al final, aunque sus acciones crucen los límites de la moralidad, los acabas apreciando.
Los diálogos mezclan el catalán y el castellano, según el personaje.
Para mí está muy bien que ambos sean el idioma original del filme, es una representación de la cotidianidad y de la realidad de un estado plurilingüe. Estaría genial que se pudiese ver sin doblar en los cines del resto del país.
Desde que se adentró en el mundo de la interpretación, ha sido actriz de televisión, de cine y de teatro. ¿Con qué disciplina disfruta más?
En 1982 me estrené como profesional y la verdad es que desde entonces he hecho pocas películas; puedo decir que tan solo he catado el cine, aunque nunca he renunciado a ello. Lo que más he hecho es televisión y teatro. Me lo paso muy bien haciendo televisión y cine, pero para mí el teatro posee la cualidad maravillosa del directo. Cada noche, tienes a los espectadores delante y puedes hacerlo un poco mejor. Quizás haya una escena que, hasta que no la repites 30 veces, no acabas de encontrarte. El teatro te permite profundizar en ti misma como persona y también como actriz y es una gran escuela. Notas los silencios y las emociones del público, sientes una sensación de comunidad. Estás haciendo algo que la gente recibe y de alguna manera te devuelven. Como actriz, posees todo el control en el teatro, eres auténticamente propietaria de tu trabajo y puedes llevar a tu personaje por donde quieras.
¿Qué supone Casa en flames en su carrera como actriz?
Esta película para mí ha sido un placer. Tengo 65 años y mucha carrera a mis espaldas, todo lo que me pueda llegar a partir de ahora será un regalo.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar en este proyecto con Dani de la Orden como director?
Para mí fue algo sorpresivo. Los primeros días nos pedía que improvisásemos. Quizás al principio parecía un poco disperso.. Pero es muy buen profesional, lleva el cine en la sangre y finalmente fue muy placentero. La verdad es que a Dani lo acabas queriendo.
¿Y con actrices como Clara Segura [en la foto, a la izquierda], María Rodríguez Soto o Alberto San Juan?
Me hacía mucha ilusión trabajar con ellos y, de hecho, me he quedado con ganas de más. La mayoría de escenas que compartimos eran grupales –de hecho, hay muy pocas escenas solo de dos personajes– y fue gracias al buen humor de todos que nos lo pasamos muy bien, nos hacíamos reír mucho. Creamos un muy buen equipo, sin toxicidades, en el que todo el mundo estaba comprometido a que el trabajo funcionara. Espero repetir con ellos, me lo pasé genial haciendo esta peli.
¿Recuerda alguna anécdota del rodaje?
Grabamos en octubre, pero como la historia sucede en verano íbamos vestidos de playa. Pasamos frío, fue muy duro. Pero, por suerte, como decía, el buen equipo que formamos compensó las dificultades.