ENTREVISTA ARTISTA
Lluís Sánchez, ganador de Eufòria: «En ninguna de mis apuestas salía yo como ganador»
Lluís Sánchez Sitjà (Artesa de Lleida, 1995) es cantante, psicólogo de formación y el flamante ganador de la tercera edición del concurso musical ‘Eufòria’ de TV3. El ‘talent show’ concluyó hace tan solo un mes y desde entonces, ha firmado un contrato discográfico, ha viajado a Miami para grabar la canción del verano de TV3 y Catalunya Ràdio, ‘Els millors dels nostres dies’, que se estrena hoy. Precisamente este domingo, junto a sus compañeros del programa, dará un doble concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona ante miles de espectadores
Esta era la segunda vez que te presentabas a Eufòria. ¿Por qué quisiste volver a intentarlo?
Quería probarlo para ver si me permitía vivir de la música, por la visibilidad que ofrece el programa. La segunda vez me apunté al casting a última hora, cuando ya casi estaba recuperado de la voz. De hecho, durante las pruebas todavía la tenía un poco tocada. Y cuando me dijeron que sí, que entraba, no sabía si podría aguantar el ritmo.
¿Qué te pasó en la voz?
Hace casi un año y medio, me extirparon uno de los dos pólipos congénitos que tenía, que estaban desarrollados más de la cuenta debido a una sobrecarga de esfuerzo vocal. En teoría son 3 meses de recuperación, pero en mi caso se alargó hasta casi un año. Hoy en día, gracias al esfuerzo y entrenamiento vocal que he estado haciendo, me he recuperado mucho. El otro pólipo me lo tendré que extirpar en algún momento porque sigue limitando mi capacidad y aguante vocal.
¿Cuáles han sido tus claves para avanzar en el programa?
Siempre he intentado ser fiel a mí mismo, sin interpretar ningún papel ni mentirme a mí o a la audiencia. Aparte de eso, trabajé a tope. Pensaba siempre en mi próxima actuación para sacarle el máximo de provecho. Siempre que podía, intentaba darle un aspecto diferencial, como un paso de baile original, una pose, .. Cuando lo veía muy oscuro, pensaba: “me tengo que lanzar al público” [risas]. Menos mal que no lo tuve que hacer, ¡hubiese sido un desastre!
¿Eres muy exigente?
Sí. Pero yo me exigía antes de hacer el número. Una vez ya lo había hecho, no. Reconocía que eso era un directo y me permitía el derecho de equivocarme. Lo que le da sentido a los directos es que siempre puede haber errores, demuestra que las actuaciones no están preparadas al 100% –aunque sea la tele–. Cuando llegaba a mi casa, lo primero que hacía era verme la gala entera y fijarme en mi actuación en concreto. Me miraba, me analizaba, pero sin juzgarme demasiado.
Supongo que también hubo momentos de presión. ¿Qué te ayudaba a sobrellevarlos?
Intentaba quitarle importancia. Sí, era un concurso con muchas cámaras, mucha gente implicada y un enorme público, pero no dejaba de ser un juego. Me imaginaba que estaba en una actuación del último día de campamentos e intentaba pensar que eso era una de fiesta en petit comité para pasarlo bien.
Desde Lleida te hemos seguido mucho. ¿Cómo valoras el apoyo recibido en tu ciudad?
Lo valoro muchísimo. Cuando estás dentro de Eufòria vives en una burbuja y cuando puedes “asomarte” fuera y ver todo el apoyo de la gente que te sigue todos los viernes… Es muy bonito, significa mucho para mí. Y en Lleida hay un enorme sentimiento de comunidad y hermandad, es muy guay.
Mucha gente te pregunta si te esperabas ganar Eufòria.
Esta pregunta me la podrían haber hecho en cada gala y cada vez os hubiese dicho que ganaría alguien diferente. Xavi, Fredrik, Julien, Maria, .. Mis apuestas iban evolucionando a medida que avanzaba el programa, pero en ninguna yo salía como ganador.
Entre los premios, había un viaje a Miami. ¿Qué tal la experiencia?
Todo pasó muy rápido, fue surrealista. La semana después de ganar el concurso ya estaba volando a Florida. Fue muy bien, porque me lo pagaron todo [risas]. Lo disfruté mucho mientras todavía trataba de digerirlo. Conocí a Jesús López, el presidente de Universal de Latinoamérica, a Juanes y a otros artistas. También grabamos allí la canción del verano de TV3 y Catalunya Ràdio: Els millors dels nostres dies.
La canción te la dieron hecha, por así decirlo. ¿Te gusta?
Sí, me gusta mucho. Al final es un tema de verano, fresco, rápido, que se engancha y te invita a cantar y bailar. Creo que está muy bien pensada, se nota que Manu Guix está detrás. De hecho, ¡es tan pegadiza que seguro que todo el mundo ya la habrá rayado a mediados de agosto!
¿Estás nervioso para el doble concierto en el Palau Sant Jordi?
No estoy nada nervioso porque me lo tomo como si fuera una fiesta, tengo muchísimas ganas. Será un momento para compartir con el público y, si algo sale mal, lo mejor será naturalizarlo.
¿Aunque haya miles y miles de personas observando?
Mejor todavía.
Ahora vives en Barcelona. ¿Echarás de menos actuar en la calle Major?
Sí, ya lo echo de menos ahora. No solo por el contacto con la gente, sino por el anonimato que tiene el músico de calle, que hace que la gente se pare a escucharlo no por quién es, sino porque les gusta cómo canta. Quizás me tendría que plantear irme a Suiza para tocar [risas].
Siempre estás a tiempo.
Y tanto. Es lo más fácil que hay, coger una guitarra y salir a la calle a cantar.
¿Hacia dónde quieres enfocar tu nuevo proyecto?
Quiero demostrar que mi música vale la pena y que la gente no se quede solo con mi participación en Eufòria. Quiero enfocar mi música hacia el indie-pop o el pop, hacer canciones sensibles pero también con ritmo, que la gente pueda bailar conmigo.