EDUCACIÓN POLÍTICA CULTURAL
La Universitat Catalana d'Estiu más reivindicativa
Talarn ensalza “la fuerza del entorno rural para mantener viva la identidad nacional”
En la clausura en Prada de Conflent
La Universitat Catalana d’Estiu cerró ayer su 56 edición con un acto en el Amfiteatre del Liceu Renouvier, en Prada de Conflent. La ceremonia de clausura contó con la participación del presidente de la diputación de Lleida, Joan Talarn, que centró su intervención en la defensa de la lengua, la importancia de la economía productiva y del papel fundamental que deben tener los municipios (especialmente los pequeños) en toda el área de influencia de habla catalana. Reivindicó “la fuerza del entorno rural para mantener viva la identidad nacional catalana”, poniendo de manifiesto la existencia de “una red, casi imperceptible desde las grandes capitales y las altas esferas políticas, económicas y sociales, que han sostenido Catalunya y su voluntad de ser a lo largo de los tiempos”, la que conforman “pueblos, pequeñas ciudades y comarcas que no han renunciado nunca a su catalanidad y han conservado y transmitido, generación tras generación, un profundo ideal de pertenencia”. Durante su discurso, también defendió los entornos rurales como elementos equilibrantes del territorio catalán. “En Catalunya, los territorios interiores deben dejar de ser considerados subsidiarios y alejados, y ser reconocidos como una oportunidad seria ante la presión de la globalización de los entornos urbanos o metropolitanos. Pero no solo en el aspecto socioeconómico del país, sino en el nacional, porque aquello que llamamos el traspaís siempre se ha comportado como una esclusa natural de contención ante la persistencia de la amenaza desnacionalizadora”.
La clausura de la Universitat Catalana d’Estiu sirvió también para entregar los Premis Canigó 2024 a la Plataforma per la Llengua y Ferrmed, entidad que promueve estudios pioneros en el ámbito ferroviario, especialmente en defensa del Corredor Mediterráneo. Por su parte, el presidente del Parlament, Josep Rull, lamentó que “hay una actitud desbocada de persecución de nuestra lengua y de nuestra identidad en rincones distintos, ninguno puede permanecer indemne”.