LLEIDA
Clase magistral de Jordi Savall en el Auditori Enric Granados
Ensayo abierto al público de Le Concert des Nations, con más de 500 personas
Más de medio millar de espectadores disfrutaron ayer por la tarde de un concierto sinfónico en el Auditori Enric Granados de Lleida, con clase magistral incluida de Jordi Savall. Y todo gratuito. De esta forma quiso agradecer el prestigioso intérprete de viola de gamba y director de orquesta la estancia de una semana en Lleida de su formación sinfónica Le Concert des Nations ensayando el repertorio de su nueva gira europea, que arrancará mañana mismo, en la Brucknerhaus de Linz, en Austria. “Por primera vez tocaremos en formato de concierto tres sinfonías de tres de los compositores más importantes del siglo XIX: Schubert, Schumann y Bruckner”, explicó el maestro de ceremonia al público minutos antes del ensayo general. Savall, que valoró de forma especial la sonoridad del Auditori de Lleida, ofreció una auténtica lección de historia musical repasando las figuras de los tres músicos del programa.
Al frente de Le Concert des Nations, formación que él mismo impulsó ahora hace justo 35 años, inició el recital con la núm. 8 de Franz Schubert, “un músico que vivió apenas 31 años, de 1797 a 1828 –igual que Mozart, los genios tenían una vida corta, siempre luchando en circunstancias muy duras–, pero que fue un gran sinfonista, con piezas extraordinarias”. Savall señaló que esta sinfonía es conocida como la Inacabada, pues “cuenta solo con dos movimientos, repletos de emoción, belleza y riqueza”. Acto seguido, la formación orquestral ‘atacó’ a Robert Schumann (1810-1856) con su 1ª Sinfonía, Leipziger, “también de solo dos movimientos, pero tan extraordinarios que vale la pena escucharlos”. Y eso que el músico catalán destacó la modestia que el propio Schumann manifestaba cuando “en una ocasión él mismo se preguntó qué puedo hacer después de Beethoven”. Finalmente, el programa culminó con Anton Bruckner (1824-1896), “un compositor muy desconocido”, y su 2ª Sinfonía en Re menor Nullte, de 1869. En este sentido, Savall comentó que “Bruckner fue muy religioso, fue educado en un monasterio y en principio se dedicó a componer misas y tedeums; hasta que no cumplió 41 años no comenzó con las sinfonías, eso sí, con un lenguaje completamente nuevo”. Savall remarcó además los instrumentos históricos de época que utiliza la orquesta, como “los violines de cuerdas de tripa, que ofrecen una sonoridad más suave y cálida”.