LLEIDA
Lleida, punto de encuentro
La segunda edición del certamen literario arranca con autores de Barcelona, València, Mallorca y la Franja. Debates culturales diarios y, el sábado y el domingo, paradas de libros en catalán
“No es fácil venir de València a Lleida, y menos en tren”, destacó ayer el activista y mecenas cultural Antoni Gelonch en el arranque de la segunda edición del Sant Miquel de les Lletres. La declaración venía a cuento de la imposibilidad a última hora de la presencia física en el primer debate del certamen literario del escritor valenciano Martí Domínguez, que lamentó por videoconferencia las “pésimas conexiones ferroviarias” entre las capitales del Turia y del Segrià. De hecho, esta ‘desconexión’ sirvió para abrir un debate titulado precisamente Lleida, cruïlla dels Països Catalans, con la presencia en la sala Alfred Perenya de la concejalía de Cultura del filólogo, escritor y periodista mallorquín Pere Antoni Pons, la traductora y escritora barcelonesa Carlota Gurt y la periodista y escritora de Fraga –colaboradora de la revista Lectura de SEGRE– Susanna Barquín, junto con el propio Martí Domínguez vía telemática y la conducción a cargo del periodista y escritor de Balaguer Francesc Canosa.
El impulsor del Sant Miquel de les Lletres a través de la fundación Horitzons 2050, Antoni Gelonch, destacó ante el público –cerca de un centenar de personas– que el certamen ya comenzó por la mañana con una de las novedades de este año, sesiones de cuentacuentos en catalán en escuelas de Lleida. La cita literaria contará con un programa diario de debates hasta el viernes (ver agenda) y culminará el fin de semana con paradas de libros y editoriales entre la plaza de la Catedral y el patio del IEI. Gelonch anunció también que los dos conciertos previstos el viernes y el sábado –otra de las novedades de esta edición– se trasladarán a espacios a cubierto en previsión de posible lluvia estos dos días. Así, la singular actuación conjunta de Clara Viñals y Roger Mas cantando a poetas de Ponent se celebrará el viernes en el Espai Orfeó (22.00 h), mientras que la de Cris Juanico del sábado tendrá lugar a la misma hora en el Ateneu Popular de Ponent (entradas a la venta en las librerías de Lleida, 15€).En el debate, Martí Domínguez lanzó el primero de los interrogantes: “Barcelona es mi capital cultural, pero ¿es recíproco este interés desde Barcelona hasta las periferias? Hay obstáculos de todo tipo, y no solo ferroviarios, para disfrutar de una relación normal”. Pere Antoni Pons aseguró que “si queremos que los Països Catalans sean una realidad descentralizada, federal, todas las ciudades y pueblos deberían ser puntos de encuentro cultural, un hecho que muchas veces queda desnaturalizado por el gran ‘monstruo’ que representa Barcelona”.
En un territorio aparentemente hostil, Carlota Gurt ‘reconoció’ que “soy de Barcelona, me sabe mal decirlo”, levantando las sonrisas del público. Recordó “la coña en la capital catalana con el acento de los de Lleide”, pero advirtió que “tenemos el corazón de la catalanidad bien podrido con la vulgarización del catalán en Barcelona”.Por su parte, Susanna Barquín agradeció con una punta de ironía la invitación al debate a una persona de la Franja, “porque lo normal es que no estemos en este tipo de actos”. De todos modos, afirmó que “para mí, la capital siempre ha sido Lleida y no Barcelona”. En este sentido, apuntó que “el reto que tiene Lleida es ver cuál es su singularidad y qué puede aportar en la construcción catalana”.
Como valenciano, ¿tiene la sensación de vivir en la periferia de los territorios de habla catalana?
Sí, ya lo creo. Y poco a poco, la distancia se va haciendo mayor. Hace treinta años, teníamos un Euromed muy moderno que conectaba con Barcelona, mientras que para ir a Madrid teníamos un tren ‘matapersonas’. Ahora es al revés: resulta más fácil y cómodo viajar a Madrid que ir a Castellón, que está a poco más de 60 kilómetros. Culturalmente, también vivimos en la periferia porque el mundo editorial propio se circunscribe al Principat. Lleida y Tarragona están lejos de Barcelona, y desde València está muy cuesta arriba comunicarnos.
El uso social del catalán cotiza a la baja. ¿En València está aún más en peligro?
Sí, la verdad es que este cambio de gobierno, inesperado e injusto, ha trastocado muchos pasos que se habían dado para la recuperación y normalización de la lengua catalana. Vox ha salido del gobierno valenciano pero sigue apoyándole, son prisioneros de la ultraderecha valenciana españolista, que ni siquiera habla catalán.
Si el catalán no se habla en la calle, ¿la literatura será el reducto de resistencia?
Seguro, porque el escritor siempre ha sido un resistente. Claro que hay autores de best-sellers, de entretenimiento, que no tienen esta función de guía intelectual, pero el escritor comprometido, con mirada propia, es resistente y siempre incómodo para el poder establecido.
Después del ensayo Del natural, que publicó el año pasado, ¿ahora toca otra vez novela?
Sí, ahora estoy con una novela que, si todo marcha bien, podría salir publicada el año que viene. No se trata de ir alternando un género u otro, porque mis proyectos literarios los voy trabajando y madurando durante años, pero también dependerá del editor, que tiene que hacer bien su labor.
«El escritor comprometido es siempre un resistente»