Vida y muerte en la música: Linkin Park, Emily Armstrong y la resurrección del séptimo año
La puesta en escena de la nueva cantante de Linkin Park fue espléndida, prodigiosa, e hizo caer todos los muros de los que hacía siete años que esperaban. Y saltaron lágrimas y todas las emociones posibles.
Les cosas que tiene la música, que nos remueve el intestino, las emociones, y de repente llena la bolsa del lagrimal porque las cargas importan, la corona pesa, y la historia de la música en general y de los grupos en particular van llenas de kilos de sacos de peso. Como la vieja que decía que sólo come raíces porque las raíces importan, la carga de Linkin Park fue la muerte ahora hace siete años de su vocalista Chester Bennington. Este sería el subtítulo. El título principal es que Linkin Park tiene nueva cantante, Emily Armstrong. Les raíces importan.
El llamamiento en un concierto secreto
Reflexiono, analizo, empatizo, desde la distancia que me da no ser un fan incondicional de la banda, sobre cómo ha ido la esmerada presentación de la nueva cantante. Al principio de septiembre Linkin Park anunciaba por sorpresa un concierto, en una sala con una puesta en escena pocas veces vista. Accedieron al concierto unos pocos afortunados. El resto, centenares de miles, lo siguieron por streaming en un acontecimiento que fue mundial. Los seguidores de Linkin Park sabían que era el anuncio del nuevo cantante. Un misterio.
El grupo sale al escenario, que es circular, y empieza a interpretar la primera canción que han compuesto después de la fatídica muerte de Bennington. La canta en un inicio Mike Shinoda, miembro fundador. El tema se llama The Emptiness Machine (La máquina vacía). Una canción triste, que explica quién queremos creer que somos en un entorno cada vez más desdibujado, en un mundo atrapado en las trampas virtuales. La introducción cantada deja paso al primer estribillo, que cae en intensidad y se convierte en un oasis dramático, lento, pausado, ligero, que flota, hasta que corta el aire la música del rock contundente de Linkin Park. Y la cámara se aleja. Está todo pensado. Y aparece en la lejanía una melena rubia paseando entre los músicos. No se sabe qué ni quién es. Hasta que empieza a cantar, y la cámara enfoca, y la gente grita, y llora. Ahora ya lo sabemos. Emily Armstrong posa solemne ante su nuevo público, que a partir de este momento sabe que es masivo y mundial, con las dos manos asegurando el micrófono, para caminar en una melodía ascendente hasta alcanzar el estribillo definitivo, el que lo hace caer todo.
La música sigue siendo triste, la letra es de desesperación, de nostalgia, pero es intensa, dura, sus gritos son del dolor que comparten los fieles que acompañan este estreno. La luz del escenario nos guía en el cielo, y caen rayos que van de arriba a abajo, y de abajo a arriba. Es la bendición de Chester Bennington, que si ve desde ultratumba lo que está pasando sólo puede dar las gracias a la vida que tuvo, asumiendo que su banda toma el camino valiente de seguir adelante. Acaba The Emptiness Machine y el resto de la hora del concierto ya no importa. Suenan himnos del grupo, ahora cantados en voz femenina, más o menos bien, con más o menos precisión, pero ya no importa.
El videoclip de The Emptiness Machine
Una semana más tarde el grupo publica el videoclip de este primero sencillo de nueva hornada, The Emptiness Machine. Aquí la voz de Armstrong ya no es en directo, sino grabada y remasterizada tantas veces, con la suerte de que suena exactamente igual que como sonaba en directo.
Les referencias a Nirvana y Smells Like Teen Spirit
Más emoción y un guiño magistral al Smells Like Teen Spirit de Nirvana, cuando Armstrong baila con cubo y fregona, y se muestra gritando y enérgica delante de la cámara como Kurt Cobain lo hacía con el videoclip del año 1991. La comparativa física con Frances Bean Cobain, hija del de Nirvana, es también evidente. Pero si la canción de Linkin Park es oscura y triste, Armstrong la convierte en brillante por momentos, luciéndose cantando en la oscuridad y con su belleza triste ante la luz de las cámaras.
Les reacciones y la caída del muro emocional
Con la pausa de los días. La red se llena de centenares de personas compartiendo como han vivido la presentación de Armstrong como nueva vocalista. Ahora se llama reacciones. Es para pasarse horas.
Y es entonces cuando caen los muros de contención de carcajadas, llantos, lágrimas, emociones. De quién se sabe que ha estado siete años haciendo un luto y que ahora llega la resurrección, no en el séptimo día, sino en el séptimo año. El resurgir, la liberación de tanto sufrimiento.
La musica de Linkin Park puede no gustar, de acuerdo, pero lo que acabo de relatar, que es parte de una historia, es sentimiento, luto en la muerte y alegría en la vida. No os fieis nunca de nadie que se muestre impasible ante todo eso. Larga vida a la música.