ENTREVISTA LIBROS
Lluís Foix, periodista y escritor: «La aristocracia del futuro buscará estar más cerca de la naturaleza»
El periodista y escritor Lluís Foix, nacido en Rocafort de Vallbona (Urgell), acaba de publicar La força de les arrels, un nuevo canto al mundo rural, que presentará este viernes en la librería Caselles de Lleida.
Después de La marinada sempre arriba (2013) y El que la terra m’ha donat (2017), el exdirector de La Vanguardia en diversas etapas entre 1982 y 2001 renueva su amor a su tierra natal, el Urgell –nació hace 81 años en Rocafort de Vallbona–, y el entorno de la Segarra y la Conca de Barberà en su nuevo libro, La força de les arrels (Columna), que este próximo viernes (19.00 h) presentará en la librería Caselles de Lleida en una tertulia con Antoni Gelonch.
¿Un canto al mundo rural?
Es una forma de describir y compartir mi relación con mis orígenes, mis raíces, mi tierra. A pesar de vivir tantos años en ciudad, nunca he tenido un distanciamiento emocional y físico con mi pueblo. Cuando de periodista viajaba por el mundo, en el visado apuntaba con orgullo ‘Rocafort de Vallbona’. Siempre he tenido muy presente de dónde soy. Para mí, salir del mundo urbano y cruzar La Panadella es como entrar en un territorio de libertad. Poder pasear por los caminos, ver cómo se trabaja la tierra, la construcción de márgenes, las cabañas de piedra derrumbadas o arregladas..., son historias desconocidas para muchos pero que me interesan para conectarme con mis raíces.
¿Qué le parece el turismo rural?
Muchas veces desde la ciudad se tiene una visión del campo muy lírica y controladora. La gente que sabe tanto –de Barcelona, Madrid o Bruselas, encerrada en un despacho– piensa que el campo tiene que ser de una determinada manera. Yo reivindico que el campo sea de los que viven y trabajan en él.
Cada vez parece más difícil.
Sí, parece que hay como unos ‘policías climáticos’ que marcan qué parques solares y eólicos son necesarios para el país, pero no saben nada de la realidad del mundo rural. Claro que la energía es hoy en día imprescindible, pero aún es más necesaria la energía alimentaria porque todos tenemos que comer y no puede ser que la comida proceda de terceros países. En los terrenos de cultivo no se deberían autorizar plantas fotovoltaicas o eólicas. Ya hay suficientes espacios alternativos para instalarlas.
Seguimos construyendo canales para el agua, pero parece que cada vez llueve menos.
Es necesario administrar el agua de una manera más inteligente y racional. Ya no se tendría que regar a manta; con el gota gota se aprovecha más el agua. Ahora bien, también recuerdo que tiempo atrás el Urgell, la Segarra o Les Garrigues no ‘conocían’ el agua y hoy puedes ver grandes extensiones de color verde cuando antes el color que predominaba era el marrón.
¿Cómo ve el futuro del mundo rural?
Existía un mundo rural que hoy ya ha desaparecido. Pero hay que reconocer que respecto a cincuenta años atrás estamos mucho mejor. Incluso a nivel social, cuando antes una persona de pueblo iba a la ciudad se le notaba mucho por la forma de vestir y de hablar. Hoy en día, con la socialización de la comunicación, la diferencia entre un vecino de pueblo y uno de Nueva York se ha acortado muchísimo. Hoy, desde Rocafort, en poco más de una hora de coche puedes ir a Barcelona de compras o al Liceu.
Al final, la gran urbe también ‘expulsa’ a vecinos.
Si puedes llevar a cabo el mismo trabajo, es más reconfortante vivir en el pueblo que no encerrado entre paredes en un bloque de pisos. Creo que la aristocracia del futuro buscará estar cada vez más cerca de la naturaleza en lugar de habitar rascacielos entre masas de personas.