Adam Puig Tolosa, piloto de dron y operador de cámara aérea: «Todo lo que sé sobre drones lo aprendí de manera autodidacta»
Natural de Bellcaire d'Urgell (1999) vive y trabaja en Dubái, en la sede de ChopperShoot, y ya ha participado en más de cien rodajes, entre ficción y anuncios, y grabado para Netflix, Prime Video o Hyundai, entre otros
¿Cómo llegó al sector audiovisual?
La verdad es que yo iba a estudiar Arquitectura, pero cuando llegó el momento de matricularme en la universidad di marcha atrás y me decanté por el grado de Comunicación Audiovisual y Multimedia en Girona. Mi padre es fotógrafo, supongo que eso me despertó la inquietud. De pequeño ya jugaba con cámaras, grababa mis vídeos, les añadía efectos especiales y los editaba con el Movie Maker de Windows.
¿Y de dónde surge su interés por los drones?
Desde siempre me gustó la aeronáutica. De hecho, dediqué mi Treball de Recerca del Bachillerato a la construcción y la programación de un dron. También quise ser piloto de avión, pero eran unos estudios demasiado caros. Como soy muy inquieto, en mi tercer año en Girona me inscribí en la bolsa de trabajo de la universidad y conseguí un empleo. Allí empecé a pilotar drones FPV, los que se utilizan para planos con mucho movimiento, para carreras y acrobacias. En cuanto a mi formación, lo aprendí todo de manera autodidacta y me saqué las licencias europeas necesarias para poder pilotar.
¿Qué hace exactamente un operador de cámara de planos aéreos?
Mi cargo oficial en inglés recibe el nombre de Aerial Filmmaker, un perfil polivalente en los rodajes. Puede dirigir desde la orientación de la cámara, hasta el desplazamiento del dron, para ello tiene que saber muy bien los planos de lo que se está grabando para posicionarlo bien en el espacio.
Con tan solo 25 años, ¿en cuántos proyectos ha participado?
Yo diría que alrededor de un centenar… ¡No los puedo llegar a contar todos!
Seguro que conserva anécdotas de alguno de esos rodajes.
Recuerdo una vez que teníamos un rodaje programado en Sant Antoni de Calonge. Era un anuncio para la marca G-Star RAW. Hicimos toda la planificación de los horarios, el set, la grabación… Y no fue hasta llegar allí que descubrimos que el protagonista del anuncio era Snoop Dogg.
No deben de ser la única estrella y marca internacionales con las que ha trabajado.
No. Destacaría el videoclip de la canción Chicken Teriyaki de Rosalía, la película de Netflix Bird Box: Barcelona, The Reluctant Traveller en Apple TV, la serie SEAL Team que rodamos en Jordania durante 22 días –esta solo se puede ver en Estados Unidos–, anuncios para marcas de coches como Hyundai, Mazda o Toyota, o de deportes como Adidas y Decathlon, además de otros proyectos para empresas extranjeras que en España no se conocen.
¿Cuánto tiempo suele invertir una producción en rodar planos aéreos?
Mucho más de lo que acabamos viendo en pantalla.. Por ejemplo, para hacer un anuncio podemos llegar a invertir cuatro días, con jornadas de unas 12 o 13 horas. Muchas veces nos ponemos en marcha de madrugada, a las 3.00 o a las 4.00 h. Al final, será un vídeo que se emitirá durante 20 segundos en televisión o unos 15” en una historia de Instagram. Muchas de las tomas de dron que grabamos al final no se acaban aprovechando, pero también introducimos muchos planos que parecen simples trávelins. Es una tendencia al alza en el mundo audiovisual.
Las jornadas deben de ser muy intensas.
Es un trabajo que no tiene horarios. Mis compañeros y yo dependemos mucho de los calendarios de producción y viajamos bastante. Además, como grabamos en pleno desierto, las temperaturas superan los 37 grados y hay un 70% de humedad. Sí, en este desierto hay humedad, ¡por muy raro que parezca! A eso se le suma que aquí, en los Emiratos Árabes, no celebran ni la Navidad ni otros festivos populares en Occidente.
¿Sus compañeros de trabajo son tan jóvenes como usted?
Sí. De hecho mi compañero en ChopperShoot [donde trabaja] más veterano tiene 36 años.
¿Y también son extranjeros?
Sí. En Dubai y en general en los Emiratos confluyen muchísimas nacionalidades porque reciben mucha inmigración desde Asia, sobre todo indios (como es el caso de mi jefe), pakistaníes o filipinos. Por lo tanto, el 99% de la población habla inglés y escucho muchos acentos diferentes a lo largo del día.
¿El árabe, entonces, no lo necesita para el día a día?
Para nada. Si no viajas a las afueras de la ciudad o a zonas más rurales, casi nadie habla árabe. De hecho, todos los carteles están escritos en inglés o en árabe romanizado, porque hay muy pocos autóctonos..
¿Cómo se adapta un joven de Bellcaire d’Urgell en Dubái?
Cuando la empresa me ofreció este destino pensé: “si no lo hago ahora, no lo haré nunca”. Estoy aquí desde hace poco, pero de manera indefinida, por lo que tendré tiempo para adaptarme. Vivo en un barrio bastante europeo, por así decirlo, y el otro día vi en el supermercado aceite de la marca Borges etiquetado en árabe. Resulta que no era un producto excesivamente caro.
¿Es caro Dubái?
La gente normalmente se sorprende porque tenemos la idea preconcebida de que es una ciudad muy poco económica, pero la realidad es otra. La vivienda es mucho más barata que en Barcelona, por ejemplo, lo sé porque he tenido que buscar piso en ambas ciudades.