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El escritor leridano Antoni Gelonch: “Vivimos llenos de eslóganes”
Reivindica la reflexión en la presentación de 'Com som els catalans'. Un ensayo sobre la actual sociedad catalana
“Vivimos en una sociedad repleta de eslóganes, que nos lanzamos los unos contra los otros”, lamentó ayer el escritor Antoni Gelonch que, para contrarrestrarlo, reivindicó “el ensayo, la reflexión, decirnos las cosas tal como son o como las vemos para avanzar”. Por ello, predica con el ejemplo con su nuevo libro, Com som els catalans (Viena), un ensayo en el que ha ‘revisitado’ más de medio centenar de artículos publicados en SEGRE para reflexionar sobre las formas de vida catalana actual. El activista cultural, acompañado de la directora de SEGRE, Anna Sàez, presentó el volumen en la librería Caselles ante medio centenar de personas. Sàez desveló el “secreto” detrás de la ingente producción bibliográfica de Gelonch en los últimos años. “Escribe libros y al mismo tiempo ya piensa en nuevos libros”, comentó Sàez, antes de que el escritor avanzara que ya tiene en marcha un nuevo título para el año que viene en el que hablará de los sentimientos que le embargaron cuando regresó a Lleida tras su jubilación.
Sàez reconoció que “en SEGRE publicamos una especie de ensayo por fascículos semanales”, entre enero de 2023 y el pasado mes de abril. Un cóctel literario que ha sido punto de partida de esta reflexión sobre la actual sociedad catalana, en la que Gelonch ha retomado el ensayo que Ferrater Mora publicó en 1944 Les formes de la vida catalana. “Ochenta años después, hemos pasado de una sociedad homogénea cultural, lingüística y religiosamente hablando a una gran heterogeneidad”, comentó el autor de Com som els catalans. Un texto repleto de reflexiones y de muchas preguntas. “Yo creo que para ser catalanes, no basta con vivir y trabajar aquí, sino que debemos de tener la firme voluntad de serlo. ¿Pero cómo expresar esta voluntad si no hay una identidad compartida? Resulta muy complicado”. En el libro, Gelonch habla de conceptos como el de los límites (“no hay nada ilimitado, ni siquiera la libertad”) o los equilibrios (“la sociedad catalana es muy pendular, pasamos de un extremo a otro sin demasiada reflexión”) y se atreve a establecer el principal pecado de los catalanes (“la envidia, deberíamos ser capaces de alegrarnos del éxito de los otros”) y también una virtud destacada (“la capacidad de iniciativa”). El escritor reclamó “más optimismo para hallar salidas, porque taparse los ojos no es la solución si caminamos hacia una pared”.