LLEIDA
Adiós al cronista de Lleida
El gran acuarelista Joaquín Ureña falleció ayer de madrugada y estuvo pintando hasta poco antes de morir. Amigos, autoridades y personalidades de la cultura despiden al mago de la pintura
Joaquín Ureña, uno de los artistas más reconocidos de Lleida, murió la madrugada de ayer a la edad de 78 años. Sus obras renovaron la técnica de la acuarela y su valentía artística fue compensada con más de cuarenta premios nacionales e internacionales. Ha sido durante décadas el gran cronista gráfico de Lleida.
El gran acuarelista de Lleida, Joaquín Ureña, falleció ayer, pero su legado artístico, social y cultural sigue y seguirá muy vivo. Ureña dedicó su vida a la pintura y, de hecho, lo hizo hasta el último día, puesto que antes de morir estaba acabando de pintar en su estudio un cuadro y también había seleccionado y enviado las obras para participar en una exposición inminente en la galería Ansorena de Madrid. Todo esto a pesar de la insuficiencia respiratoria que sufría y que finalmente derivó en su muerte la madrugada de ayer.
Concretamente, el genio de la acuarela dedicó sus últimas pinceladas a una obra sobre la serie de las Aventuras de Tintín. Pero su origen como artista se remonta a su niñez. Cuando tenía 5 años, Ureña usaba los papeles de compra de su madre o una hoja de papel de barba para dibujar, tal como recordaba en una entrevista al suplemento Lectura del diario SEGRE el mes de junio pasado.
Ureña estudió en las escuelas de arquitectura de Madrid y Barcelona, pero se dedicó al mundo de la pintura de manera autodidacta. De dibujar en papeles de la compra de su madre pasó a pintar en lienzos de hasta 2x2 metros. El artista fue prácticamente el creador de las acuarelas de gran formato, aunque también pintaba lienzos más pequeños o en su cuaderno. Solía salir a la calle, mirar qué lo rodeaba y retratarlo, pero también usaba con destreza su pincel para pintar los espacios interiores que le llamaban la atención.
Desde 1974, sus obras han sido expuestas en más de ochenta muestras individuales y más de un centenar de colectivas en ciudades como Barcelona, Madrid, Nueva York o México. Su valentía y destreza a la hora de pintar con acuarela le hicieron merecedor de más de cuarenta premios nacionales y también de otros internacionales, incluyendo la medalla Morera de Lleida (1988), el Premio López-Villaseñor de Pintura en Ciudad Real (1994), el Premio Extraordinario Reina Sofía y Medalla BMW (Madrid, 1996), el primer premio XL del Certamen Nacional de Pintura Caja San Fernando en Sevilla (1999) y la Medalla de Plata de la Academia de las Artes, las Ciencias y las Letras de París (2022).
Ureña tuvo el honor de hacer el pregón en las últimas fiestas de mayo de Lleida. En su discurso dejó patente su amor por la pintura y por su ciudad natal, con la cual siempre ha mantenido un vínculo muy estrecho. Su mujer, Mari Mar, que conoció mientras hacía el servicio militar obligatorio en Almería, fue esencial en la vida del autor y tanto ella como la ciudad andaluza fueron dos fuentes de inspiración artística para parte de sus obras.
Compañeros del pintor, autoridades y profesionales de la cultura se despidieron ayer de la figura leridana. Uno de sus amigos más íntimos en la última década, Joan Flores, rememora como “siempre podías encontrar a Joaquim pintando por las calles, puesto que pintaba la ciudad y la gente que quería”. “Era una gran persona, muy inteligente, muy culta y muy amigo de los grandes pintores. No se colgaba ninguna medalla porque defendía que te las tenían que colgar”, añadió. Asimismo, Juan Ferrer, amigo y vecino suyo, recordaba “los grandes ratos” que pasaron juntos y considera que “se le tiene que recordar porque fue un pintor extraordinario que hacía sencillo aquello que era complejo”.
Autoridades locales como el alcalde de Lleida Fèlix Larrosa también mostraron su pesar por la pérdida. “Nos despedimos de una figura única que ha llevado el nombre de Lleida a todas partes, con su pasión, talento y dedicación”, afirmó. De la misma manera, profesionales del mundo de la cultura reivindicaron la trayectoria del artista. Roser Xandri, la directora del Espai Cavalllers, consideró que el pintor fue un artista que los leridanos “siempre han sentido muy suyo” y que han podido ver “capturando momentos cotidianos y especiales de su ciudad natal”. Además, Xandri valoraba su mirada artística. “Él siempre decía que mucha gente no sabemos mirar y que hay que aprender a hacerlo para poder captar la vida cotidiana de nuestra ciudad y otros entornos”, expresó.
Por su parte, la delegada de Cultura en Lleida, Montse Parra, dijo sentirse “desolada” por la pérdida de una “figura superimportante en la vida cultural de nuestra ciudad”. El director del Museu Morera, Jesús Navarro, destacó que “fue un artista completo y referente en su ámbito y un gran cronista visual de los rincones de Lleida. Siempre mantuvo una relación sostenida con el Museu Morera, del que obtuvo la medalla en 1988 y que alberga parte de sus obras”.
La calle, una gran inspiración de su obra
Joaquín Ureña solía retratar en sus cuadros aquello que podía ver en la calle o en espacios urbanos. Así, el artista leridano capturó momentos cuotidianos o especiales a través de sus cuadros o en un cuaderno. Ureña también aprovechaba el balcón de su piso en la Rambla Ferran de Lleida (en la imagen) para inspirarse y pintar. El pintor renovó la técnica de la acuarela con obras de gran formato, que expuso en diferentes ciudades del Estado y del mundo.
Su legado, presente en numerosas casas y empresas de su ciudad
Particulares y empresas de la ciudad de Lleida tienen expuesta parte del legado artístico de Joaquim Ureña en sus hogares o instalaciones. El artista dedicó parte de sus cuadros a pintar espacios interiores que le llamaban la atención. Un ejemplo es la acuarela que muestra la planta de impresión en Alcoletge del diario SEGRE, que actualmente se puede encontrar en las instalaciones de la redacción.