LLEIDA
El Auditori Enric Granados suma más de 1.500 conciertos en 30 años de música
El próximo viernes se cumplirán tres décadas de la inauguración oficial del edificio
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La cantante Sílvia Pérez Cruz, con la Orquestra Simfònica del Liceu, triunfó en el Auditori en 2023. - AMADO FORROLLA
El pasado viernes Lleida celebró el 30 aniversario del Auditori Enric Granados con un espectáculo de danza vertical y un concierto de la OBC. De hecho, los 30 años de la efeméride se cumplirán el próximo viernes, 14 de febrero, cuando la reina Sofía inauguró ese día de 1995 la primera gran infraestructura cultural de la democracia en Lleida.
La Paeria celebró el viernes por todo lo alto los 30 años de la inauguración oficial del Auditori Enric Granados, con un espectáculo de danza vertical en la fachada del edificio y un concierto de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC). De hecho, el aniversario no se cumplirá exactamente hasta el próximo viernes, el 14 de febrero. Ese mismo día, pero de 1995, la entonces reina Sofía, ahora emérita, descorrió la cortinilla de la placa que luce aún en el vestíbulo del edificio dando por inaugurado el Auditori de Lleida, la primera gran infraestructura cultural que trajo la democracia a la capital del Segrià. Una obra largamente deseada desde hacía más de diez años atrás. Un edificio que cambió por completo la fisonomía urbana del antiguo portal de Magdalena, y que se convirtió en sede de las también largamente esperadas nuevas instalaciones del Conservatori i Escola Municipal de Música.
Un Auditori que en estos treinta años ha acogido entre la sala sinfónica y la de cámara unos 1.500 conciertos, con más de 635.000 espectadores. Unos escenarios por los que han actuado un buen ramillete de las mejores figuras musicales del país e internacionales, tanto de la música clásica y lírica como del jazz y del pop-rock. Así, el público ha podido disfrutar de figuras de la lírica como Montserrat Caballé, Josep Carreras, Teresa Berganza, Jaume Aragall o Barbara Hendrix; virtuosos instrumentales como Joaquín Achúcarro, Alícia de Larrocha o Aldo Ciccolini; figuras como Jordi Savall, Eiji Oue, Víctor Pablo Pérez, Antoni Ros Marbà o Sir Neville Marriner; o estrellas musicales como Stéphane Grappelli, Tete Montoliu, Lluís Llach, Marianne Faithfull o María Dolores Pradera. Amén de relevantes actos sociales como la gala de investidura del exPresident Jordi Pujol como doctor Honoris Causa por la Universitat de Lleida, entre otros.
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Lluís Llach, en 2007 en su gira de despedida de los escenarios. - AMADO FORROLLA
La historia del Auditori comenzó en 1982, cuando el ayuntamiento presidido entonces por Antoni Siurana decidió emprender un proyecto que, al final, tardó una docena de años en materializarse.
El edificio se levantó sobre el descampado que, desde los años 60, había dejado libre el mercado de frutas y verduras de Lleida, cuando este ‘cruzó’ las vías del tren para trasladarse a Pardinyes. Ramon Artigues y Ramon Sanabria firmaron un proyecto arquitectónico muy especial. Tanto por la magnitud de la obra y por las dificultades que fueron surgiendo durante la construcción (ver desglose en esta página), como evidentemente por el coste del edificio, por encima de los 1.600 millones de las antiguas pesetas de hace tres décadas –traducido a euros, casi 10 millones–, buena parte de los cuales asumió el ministerio de Cultura.
Por otro lado, aunque ahora se conmemora la inauguración oficial, el estreno ante el público del Auditori tuvo lugar unos meses antes. El viernes 11 de noviembre de 1994, el guitarrista leridano Josep Antoni Chic tuvo el honor de estrenar musicalmente el edificio en un recital en la sala de cámara, situada en el primer subterráneo y con una capacidad para casi 250 personas. Y dos días después, el domingo 13 de noviembre, abrió al público la sala sinfónica (con una aforo para 800 espectadores) con la actuación de la denominada Orquesta del Festival Enric Granados junto con las corales Lagium, Shalom, Sícoris y Orfeó Lleidatà.
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Montserrat Caballé protagonizó un recital lírico en 2006 en la fiesta del 50 aniversario del hospital Arnau de Vilanova de Lleida. - AMADO FORROLLA
Tres meses después, la inauguración oficial del equipamiento contó con una invitada ‘sorpresa’, la reina Sofía, acompañada de la entonces ministra de Cultura, Carmen Alborch (fallecida hace poco más de seis años). La ‘sofiamanía’ invadió la calle Pi i Margall, con centenares de personas que recibieron a la monarca con vítores y aplausos, mientras un pequeño grupo de independentistas, con estelades incluidas, trataba de hacerse oír con poco éxito. Entre otros regalos, Sofía recibió el libro Lleida, capital ferma, de la periodista Glòria Farré, subdirectora de SEGRE. La Orquesta Filarmónica de Turingia puso el broche musical abriendo los primeros 30 años de historia del Auditori.
Las obras de construcción toparon con unos ‘obstáculos’ inesperados
El Auditori y Conservatori de Lleida se levantó en el descampado que, desde los años 60, había dejado libre la celebración del mercadillo semanal de frutas, verduras y ropa cuando este ‘cruzó’ las vías del tren para trasladarse a Pardinyes. Pero las obras del edificio toparon con ‘obstáculos’ inesperados. Primero, una corriente de agua subterránea, un pequeño afluente del Noguerola, que obligó a modificar los cimientos. Y después, los restos arqueológicos que aparecieron al comenzar los trabajos de excavación en 1984. Durante los tres años siguientes, los arqueólogos se convirtieron en protagonistas frente a los albañiles y arquitectos. Las excavaciones pusieron al descubierto diferentes estratos que abrazaban desde la época romana hasta el siglo XX, con estructuras y abundantes restos de cerámica, bronces y vidrios, en especial de los tiempos romanos y árabes en la ciudad.
Por otro lado, el replanteo del edificio provocó finalmente la diferencia de nivel entre la calle Pi i Margall y la explanada de la entrada del Auditori, que se solucionó con unos peldaños de escalera. En 2009, catorce años después de la inauguración, el sótano del edificio se estrenó como sala de exposiciones aprovechando un espacio de 900 metros cuadrados en el que se conservan los restos arqueológicos. Sin embargo, las exposiciones fueron menguando con los años y se han covertido en una asignatura pendiente de la política cultural de la Paeria.