DEPORTES
Triunfo y protesta
Un gol de Rafinha al inicio de la segunda mitad dio anoche la victoria por la mínima (1-0) a un perezoso Barcelona, que hizo uno de los peores partidos del curso ante el Granada, que sigue sin saber lo que es ganar en Liga esta temporada. Por otra parte, la pañolada de la afición con pitos y gritos de “Tebas, vete ya” contra Javier Tebas, presidente de la Liga, y el Comité de Competición por criticar la actuación de los jugadores del Barça tras recibir el botellazo en Mestalla fue contundente en el Camp Nou. La grada de animación esperó al minuto 12 para sacar tarjetas rojas contra los dirigentes de la Liga tal y como estaba previsto en el acto organizado por Seguiment FCB por haber dicho que los jugadores del Barça fingieron. Sin embargo, las cámaras de Movistar Plus no enfocaron en ningún momento a la grada de animación donde se estaba llevando a cabo la protesta eludiendo el acto en cuanto a imágenes se refiere.
En cuanto al partido, parecía que los azulgranas se hubiesen olvidado de la reciente victoria del Alavés en el Camp Nou, un tremendo jarro de agua fría que Luis Enrique advirtió en la víspera que no podía repetirse ayer. O que no se hubiesen enterado de que Real Madrid y Atlético acababan de ganar sus respectivos partidos, metiendo cuatro goles cada uno, para afianzarse en lo alto de la clasificación.
Messi estuvo extrañamente impreciso y se notó la falta en el centro del campo de Iniesta y Busquets
O quizá su mente ya estuviera volando hacia el Etihad Stadium, donde el martes se medirán al Manchester City de Pep Guardiola en la Liga de Campeones.
Y así, con cierta actitud indolente, como si el contexto del choque no fuera con él, salió el Barça a jugarle al colista de la Liga. Sin Andrés Iniesta, lesionado, ni Sergio Busquets, reservado para el partido en Manchester, el conjunto catalán se mostró más torpe de lo habitual en la circulación del balón.
Cuando lo perdía, tampoco presionaba para recuperarlo inmediatamente como hace siempre. Y al Granada, le bastó ordenarse en dos líneas bien juntas de cinco y cuatro atrás para no pasar excesivos apuros en el coliseo azulgrana. El equipo de Lucas Alcaraz se cerraba bien e intentaba salir jugando en corto, pero solo tenía al gigantón Kravets por delante del balón. Una isla sin apenas recursos, en medio del océano verde del Camp Nou.
Si el Granada hubiese tenido un poco más de ambición y estado más inspirado en la creación quizá hubiera repetido la gesta del conjunto alavesista, o tal vez hubiese despertado a la bestia. Pero no ocurrió ni una cosa ni otra. Y el choque acabó convirtiéndose en un evento de lo más anodino.
Con un Messi extrañamente impreciso en los metros finales, el Barça ejercía un dominio tan estéril como abrumador. Aunque el único que tuvo oportunidad de marcar durante el primer acto fue Luis Suárez, el reciente galardonado con la Bota de Oro tras su producción goleadora de la pasada temporada.
En una de ellas, el goleador uruguayo se plantó solo ante Ochoa, pero en lugar de fusilarle con su instinto de ‘killer’, pensó demasiado en la resolución, y Vezo le robó la cartera cuando intentaba recortar el meta rojiblanco. El uruguayo tuvo otra en una media vuelta que obligó a estirarse a Ochoa para salvar el 1-0. Eso fue todo el peligro del Barça en la primera mitad.
Sin nada destacable en la ofensiva local, eran Sergi Roberto –tremendo despliegue físico del lateral– y un imperial Umtiti como jefe de la zaga los jugadores con mayor incidencia positiva en el choque.
Suerte tuvo el Barça de enderezar el encuentro a los tres minutos de la reanudación. Una conducción de Messi acabó con un remate de Neymar al palo, y Rafinha, de acrobática tijera, enviaba el rechace al fondo de la red. El centrocampista brasileño, sin ser un especialista, lleva ya cinco goles en esta Liga.
Neymar pudo hacer el segundo a la hora de juego, pero remató contra el cuerpo de Ochoa un centro en carrera de Sergi Roberto desde la banda derecha.
Un cabezazo de Luis Suárez a las manos del portero visitante y un remate de Messi alto en la recta final del partido fue todo lo que ofreció el Barcelona a su público después del 1-0. Pocas veces los hombres de Luis Enrique han conseguido tres puntos haciendo tan poco.