Triunfo en familia

El Lleida Esportiu consiguió ayer una victoria ante el Atlètic Balears (1-0) tan importante como urgente, después de verse antepenúltimo en la clasificación, y por primera vez, tras 11 jornadas, logró mantener su portería a cero. Este valioso triunfo, que permite salir a los de Siviero de los puestos de descenso directo, y el buen partido, en especial la primera parte, que es la mejor que han hecho en toda la temporada, quedó emborronado por el divorcio cada vez más enquistado entre directiva y peñas. Apenas se dieron cita en el Camp d’Esports unos 500 espectadores, una de las entradas más flojas que se recuerdan en una temporada en la que ya estaba siendo más pobre la asistencia que de costumbre. Pero, dejando al margen el horario matinal atípico, el veto del club a 57 aficionados hizo que el triunfo y el buen juego del equipo se disfrutase en familia, sin alma y sin ambiente. Diecisiete de ellos, algunos abonados y otros no, a los que se les prohibió la entrada, más los que se les solidarizaron dejaron patente su malestar con gritos –esta vez, sin insultos– contra la directiva y presentando una reclamación por entender que no están justificados los motivos de su veto (la información completa en la página 6).

En el aspecto deportivo, el Lleida de Siviero jugó su mejor partido de la temporada, lo que tampoco era difícil después del flojo inicio de una plantilla totalmente reconstruida respecto a la pasada campaña y que necesita conjunción y tiempo. En especial, la primera parte de los azules, en la que dispusieron de numerosas ocasiones de gol. Solo acertó Guillem Martí a batir a un desbordado Atlètic Balears y el árbitro cometió un error grave al no conceder gol tras un remate de Valiente al palo que rebasó la línea de meta. No hubiera sido nada exagerado si el equipo leridano hubiese alcanzado el descanso con un 3-0 o un 4-0. Le faltó eficacia, pese a ser muy superior a un Atlètic Balears, que solo se acercó con peligro al área local en los primeros diez minutos del segundo periodo, pero lo que se dice tener ocasiones de gol claras, brillaron por su ausencia en el conjunto mallorquín. Ni siquiera lanzó un solo córner en todo el partido.

Siviero no pudo disponer de Indiano y Cristian Fernández, que estaban llamados a ser titulares y que causaron baja de última hora. Además, Fran Moreno comenzó en el banquillo. Con una defensa de cinco y tres centrales para ganar superioridad en el centro del campo y mejorar la circulación de balón, el equipo azul dominó a su rival en todo momento. Pero también sufrió en el eje de la zaga al intentar sacar el balón jugado a poco que apretó el rival.

El Lleida, tras el desastre de Alcoy de la anterior jornada, pareció salir ayer del letargo, pero hay que esperar para comprobar el alcance de la recuperación.