El Lleida Esportiu logra su primera victoria a domicilio de la temporada

Todos los equipos tienen su campo talismán. Y el del Lleida, no cabe duda, es la Feixa Llarga de L’Hospitalet. Desde que se inauguró el estadio en 1999 jamás ha perdido un partido. Con la victoria de ayer son ya cuatro triunfos y seis empates los cosechados en diez desplazamientos al feudo ribereño. Con esta favorable estadística no es de extrañar que en la deapacible tarde de ayer –fuerte viento, intensa lluvia y frío– el Lleida se dedicase a pulverizar récords.

Por un lado, sumar su cuarto partido consecutivo sin perder –algo insólito en esta campaña con tres victorias y un empate–que le colocan en la zona más tranquila de la clasificación desde el inicio del presente ejercicio.

Por otro, sumar su primera victoria a domicilio del campeonato. De hecho, la anterior se remonta al 0-6 en Son Malferit ante el At.Baleares que se remonta ya al 3 de abril del 2016. O sea que de eso hace ya 293 días. Pero aún hay más. También fue la primera vez que el Lleida fue capaz de remontar un marcador adverso en campo contrario. La anterior aún queda más lejana, concretamente 1.107 días atrás, ya que fue un 12 de enero de 2014 en que el Lleida, con Toni Seligrat en el banquillo, ganó 1-2 al Reus.

Ayer ocurrió todo eso en un partido con constantes alternativas ya que los de Siviero tuvieron momentos de inspiración –a los diez minutos pudieron sentenciar con una buena acción del debutante Marc Nierga y un gol que parecía cantado de Javi Casares– para pasar después a estar contra las cuerdas tras el gol de Higón (26’). El tanto local llegó tras un tremendo error defensivo de los azules, que ayer recuperaron su indumentaria tradicional, esto es la camiseta azul con el patalon blanco. Y nuevamente los azules reaccionaron en un tramo final del primer tiempo en que fueron capaces de dar la vuelta al marcador con los goles de Nierga (37’), que se estrenaba en su debut, y de Casares (41’) que enmendaba su tremendo error anterior.

La segunda mitad fue otra cosa. Ismael García hizo dos cambios en el descanso para dar entrada al gigante Fabiani y optar por balones largos y colgados al área de Campos. Y le fue bien la cosa porque antes de los cinco minutos ya había equilibrado el marcador con el gol de Salinas (50’) en otro despiste defensivo leridano. Volvió a “perderse” el Lleida en el partido y Quintillà tuvo que salvar bajo palos (76’) el 3-2 a tiro de Benjamín. Y así fueron pasando los minutos bajo una lluvia cada vez más intensa que parecía agotar a los contendientes que, visto lo visto, daban por bueno el reparto de puntos. Pero en el añadido llegó la falta de Carlos que permitió a Arnau colgar un balón al área para habilitar a Doncel, que conectó un providencial zurdazo ganador.