El sueño sigue vivo

Ésta vez no hubo que apelar a la épica para que el Lleida pudiese continuar soñando con el play off. Ayer, en un desértico y ventoso Municipal Costa Brava de Palamós, los de Gustavo Siviero se ajustaron a un guión más lógico y, con un primoroso primer tiempo –de lo mejorcito que se le ha visto a los azules en toda la temporada–, superaron al Llagostera (0-1). Sentenciaron primero con un gol de oportunismo de Marc Nierga (11’) y supieron aguantar después las acometidas de un Llagostera que confirmó por qué todavía esta luchando por asegurar la permanencia en la Segunda B tras su descenso, en el ejercicio anterior, desde la Segunda división A.

El Lleida, repitiendo alineación –con el único cambio de Albisua entrando por Valiente–, solo lo pasó mal en los primeros compases, en los que el Llagostera llegó un par de veces con un buen remate de Manel (8’) al que repondió Campos con una buena parada y rápidamente llegó el gol azul.

Fue en una buena jugada por banda izquierda entre Cristian Gómez y Quintillà, con centro pasado al área y excelente cabezazo en plancha de Òscar Rubio, al que respondió Moragón con una gran parada, pero su rechace fue a pies de Marc Nierga, que no perdonó. Con el 0-1 se envalentonó el Llagostera, que intentó atacar pero sin demasiado acierto. El Lleida no acusó esa presión, ni siquiera tras la lesión de Andriu, que tuvo que ser sustituido por Toño Vázquez (20’). Casares (21’ y 30’) tuvo el gol en sus botas, pero el primero de sus remates se marchó alto y el segundo fue desviado a córner por el portero local. El Llagostera, que volvió a apretar el acelerador en el tramo final, tuvo sus opciones en un buen tiro de Pitu (42’) al que Campos volvió a poner una mano providencial y antes ya la había tenido en una ocasión de Manel (24’), que no acertó a rematar un buen servicio de Maynau.

En la segunda mitad cambiaron las tornas. El Llagostera salió algo más agresivo buscando la remontada, pero, cosas del fútbol, fue cuando menos peligro creó. El Lleida comenzó a jugar con la cabeza y, sin renunciar al ataque, supo proteger mejor su defensa. Lo cierto es que apenas pasaron por momentos de apuro en toda la segunda mitad. Es más, fue el Lleida quien pudo matar el partido. Casares (49’) no llegó a una gran asistencia de Nierga tras un robo del delantero en la frontal del área local y el portero Moregón supo poner la mano, enviando la pelota a córner, a un centro-chut envenenado de Òscar Rubio. Y aún hubo un remate desde fuera del área de Miki Muñoz, ajustado al palo. Incluso el árbitro, en su único error apreciable en todo el partido, no quiso ver un más que posible penalti a Casares que, para colmo, lo transformó en un supuesto piscinazo del leridano que, además, vio la cartulina amarilla por el supuesto engaño al colegiado. Por su parte, el Llagostera tan solo vislumbró la posibilidad del empate en un remate del recién salido Manu Gavilán, que salió desviado. Eso sí, hubo incertidumbre tras la lesión de Casares, que abandonó el campo en camilla y dejó al Lleida en inferioridad en los cuatro minutos de tiempo añadido que decretó el árbitro.