MONTAÑISMO COMPETICIÓN
«El miedo es lo que nos hace sobrevivir»
Kilian Jornet. El leridano reconoce que no tenía pensado subir dos veces al Everest en tan solo una semana y que hacer cima o no es una pura anécdota, ya que lo importante para él es la manera de subir, totalmente minimalista
Kilian Jornet, que recientemente ascendió al Everest dos veces en una semana con récord incluido, reconoce que subir al techo del mundo fue un sueño que se convirtió en reto y desveló que durante su carrera asumió más riesgos de los debidos, aunque “el miedo es lo que nos hace sobrevivir”, asegura el leridano.
¿Cómo se explica subir al Everest dos veces en una semana?
Mi idea no era subir dos veces, pero durante el primer ascenso tuve problemas gástricos y bajando ya iba pensando que habría otra ventana de buen tiempo a los cinco días y disponía de tiempo para la expedición. Pensé que si me recuperaba y me encontraba bien, no estaría jugando a las cartas y que algo tendría que hacer.
Ha subido sin oxígeno y sin cuerdas fijas. ¿Por qué?
Hacer cima o no es una anécdota. Para mí lo importante es la manera de subir. Podía aprender mucho más si no hacía cima de esta manera que si llegaba arriba de otra forma. Era importante subir así porque eres tú el que subes y tomas las decisiones, aunque soy consciente de los riesgos que tomé.
¿Esa clase de alpinismo es una filosofía de vida?
Es una forma de hacer las cosas en la que es más importante el cómo que los objetivos. Me gusta hacer las cosas de una manera lo más ecológica y económica posible. Al no llevar porteadores, campamentos de altura y ser tan minimalista, reduces los costes. Me gusta hacer las cosas de manera sencilla.
¿El Everest era un reto o un sueño?
Es un sueño que se convierte en reto. El sueño es una cosa que te hace vibrar, que te hace sentir una emoción cuando piensas en ello y se convierte en reto con entrenamiento, preparación y logística para intentarlo.
¿Cómo es el Everest de noche?
Fue preciosa la puesta de sol. Estaba unos 300 metros por debajo de la cima y la segunda vez justo debajo. Es bonito ver que el día se apaga y piensas que tienes toda la noche para ti. Luego en la cima hay una sensación de satisfacción profunda, pero tampoco hay una emoción fuerte porque no tienes fuerza para mucho más y hay que pensar en la bajada.
¿Qué opina de las expediciones comerciales al Everest?
Todo es legítimo mientras respetes al medio ambiente. Cada uno debe saber por qué sube. Lo que sí hay que ser es sincero, porque hay muchas cosas que no se dicen sobre cómo se hace. A mí subir con oxígeno no me aporta nada.
¿Se plantea seguir escalando ochomiles?
Tengo ganas de seguir haciendo montaña. No sé qué proyecto ni cuándo. Tengo ganas de volver al Himalaya porque se pueden hacer cosas interesantes.
¿Ha sentido alguna vez miedo?
Muchas veces. En montaña, en mi casa, en el Himalaya o en los Alpes. He pensado varias veces ‘hoy esto está mal y hay que darse la vuelta’. El miedo es lo que nos hace sobrevivir, porque si no tuviéramos miedo estaríamos en la cima de un barranco y saltaríamos. El miedo nos hace seguir en la vida. Por otra parte, hay que ser racional y pensar que tienes la capacidad física y técnica y la experiencia para hacer algo, pero también saber si entraña peligro.
¿Ha visto su propia muerte de cerca?
Ha habido momentos en que ha estado cerca con algún accidente en el que han fallecido compañeros. También dos o tres veces he llegado a casa y he pensado ‘has sido gilipollas’. He asumido riesgos que no debería haber asumido.
Queda menos de un año para los Juegos de invierno. ¿Le gustaría participar en unos si se diera el caso con el esquí de montaña?
Para 2022 seguramente vaya a ser olímpico el esquí de montaña. De joven era una ilusión muy grande y ahora lo veo como una doble balanza. Si para ser olímpico tienen que cambiar el formato y ya no es esquí de montaña, perderá toda la esencia y no valdría la pena.
¿Qué opinión tiene sobre el movimiento político de Catalunya?
No soy nacionalista. Cuando era pequeño quería que la Cerdanya fuera independiente porque estaba harto de que la gente de Barcelona subiera los fines de semana y hubiera ruido (risas). Viajando te das cuenta que las fronteras, los países y la política deberían ser artificiales. Ves una frontera y no hay nada. Entiendo que viendo cómo ha ido la política española los últimos diez años se han hecho retrocesos en temas de ecología o con la Ley del sol. Estamos en 2017 y parece que vamos tirando atrás.