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Marcelo intenta frenar una internada del malaguista Sergio ‘Keko’ Gontán.

Marcelo intenta frenar una internada del malaguista Sergio ‘Keko’ Gontán.EFE

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El Real Madrid, con una imagen triste, insegura, llena de altibajos y con una falta de juego e ideas alarmante, ganó ayer por 3-2 al Málaga, gracias a un tanto de Cristiano Ronaldo tras recoger el rechace de un penalti, que sirvió para evitar otro mal resultado con el que habría tirado la Liga definitivamente a la basura.

Los hombres de Zidane reiniciaron ante su afición su dubitativa andadura en el torneo de la regularidad, tras recuperar sensaciones que parecían perdidas hace tiempo con una victoria contundente (0-6) en el estadio del APOEL, el pasado martes, y en su competición fetiche, la Liga de Campeones.

Pero la Liga es otra historia, y más esta temporada en un club que vive intranquilo en su estadio después de varios pinchazos inesperados que, junto a otros flojos resultados a domicilio, le han colocado a diez puntos del Barcelona, siete ahora a falta del partido del Barça de hoy.

El Málaga de Míchel fue fiel al estilo de su entrenador. No se acongojó e intentó jugar de tú a tú al Madrid. Se replegó bien pero también salió con valentía al ataque. Y eso, provocó, en algunos momentos, un juego de corre calles que desordenó el partido. Cristiano Ronaldo sigue enfadado con el mundo. El portugués chocó primero contra el larguero en el gol de Benzema y después contra el portero del Málaga, que hasta en dos ocasiones se empleó a fondo para desesperar en la primera parte a su rival.

El Málaga igualó por dos veces sendas ventajas del Madrid. Y cuando el horizonte era negro para los hombres de Zidane, Luis Hernández cometió un penalti sobre Modric que transformó Cristiano con incertidumbre. Su disparo lo sacó Roberto con un paradón, pero el portugués recogió el rechace y marcó el 3-2 para su equipo.

Ahí se acabó el choque. Pero el 3-2 fue un resultado engañoso. Ganó el Real Madrid, pero lo hizo mal. Sin un estilo definido y sin brillo. Bueno, con su estilo.

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