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FÚTBOL LIGA DE CAMPEONES

A la final con regalos y polémica

Benzema marcó los dos goles, el segundo tras un regalo incomprensible del meta alemán Ulreich.

Benzema marcó los dos goles, el segundo tras un regalo incomprensible del meta alemán Ulreich.EFE

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El Real Madrid selló ayer el pase a la final de la máxima competición europea por decimosexta vez en su historia, tercera consecutiva, después de empatar ante el Bayern de Múnich en el Bernabéu (2-2), en un partido marcado por los regalos de los alemanes y la polémica, con dos penaltis no señalados en el área de los blancos, que ahora lucharán por alcanzar la decimotercera Copa de Europa en Kiev.

No se esperaba una vuelta fácil y así fue. El Bayern no especuló ni un minuto y en nada encontró la vía para recuperar sus opciones. El Madrid no repasó la lección del día de la Juventus y Kimmich puso el 0-1 antes del tercer minuto tras un erróneo despeje de Sergio Ramos. El mal, sin embargo, fue menor, porque los locales empataron antes de que el panorama empeorase porque su rival apretaba a máxima intensidad. Benzema se desmarcó de Alaba y cabeceó a la red para firmar una tregua con la afición y con el gol.

El gol en contra no calmó a los de Jupp Heynckes, que siguieron volcados en ataque y a punto estuvieron del segundo, pero James Rodríguez perdonó. El exmadridista no atinó a puerta vacía tras un balón rechazado por Keylor Navas a disparo de Lewandowski. En la última jugada de la primera parte, Kimmich, autor del primero del Bayern, centró desde la banda derecha y el balón impactó claramente en la mano de Marcelo, que la tenía despegada del cuerpo, una acción que el árbitro no apreció como penalti.

Todo cambió inesperadamente al inicio de la segunda mitad por un error del meta alemán que pasará a los anales de la historia. Ulreich dudó entre coger la pelota y no hacerlo por temor a una cesión y dejó escapar el balón que Benzema, sin oposición, empujó a la red.

Pero el equipo alemán no se rindió y se lanzó con todo a por el empate, pero se encontró con Keylor Navas, que metió una gran mano a un disparo de Alaba, y con el árbitro, que tampoco vio penalti en un encontronazo entre Sergio Ramos y Lewandowski. Finalmente, en medio de un asedio visitante, James Rodríguez igualó la semifinal para dejar ya a un solo gol a los suyos de pasar a la final.

El actual campeón había perdido totalmente el control del partido. Sin pelota, se quedó a merced de un rival muy superior en lo físico. Heynckes puso un delantero más (Wagner), pero se volvió a topar con Keylor, el gran protagonista con acciones de mérito. El asedio visitante no flojeó y Hummels tuvo la mejor oportunidad para endosar un duro disgusto, pero ahí estaba el portero costarricense para abortar y ponerle el sello al billete al Olímpico de Kiev.

La Roma, a por otro milagro La Roma persigue hoy contra el Liverpool completar un nuevo milagro deportivo, como ya hizo ante el Barça, tras el 2-5 de la ida, e irá a por una remontada que tendría como premio la final del 26 de mayo en Kiev.

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