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Nadal sigue reinando en París
Rafa Nadal alargó ayer su tiranía en París al conquistar su undécimo título de Roland Garros (2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017 y 2018), merced a una incontestable victoria por 6-4, 6-3 y 6-2 ante el austriaco Dominic Thiem, después de un partido que se alargó dos horas y 42 minutos. El balear, que mantiene así el número uno del mundo, levantó su decimoséptimo Grand Slam y se acerca a los veinte del suizo Roger Federer, récord histórico. Nadal, de 32 años, iguala además el récord de la australiana Margaret Court, quien también se alzó con once ‘grandes’ en un mismo torneo (el Abierto de Australia entre 1960 y 1973).
El rey de la arcilla prosiguió con su dominio, habiendo amasado ya un balance de 86 victorias y apenas 2 derrotas en su historial de Roland Garros. Tan solo el sueco Robin Soderling, en los octavos de final de 2009, y el serbio Novak Djokovic, en los cuartos de 2015, fueron capaces de hacer hincar la rodilla a Nadal. Para obtener su undécimo trofeo de campeón en París, el balear empezó con mucha sobriedad. Se adjudicó en blanco el juego inaugural con su saque, y luego rompió el primer turno de servicio rival en la primera bola de break (2-0). Pero Thiem no quería ser comparsa y de inmediato devolvió la rotura (2-1), aunque siguió sufriendo al saque. El mallorquín solventaba sus tandas de saque sin break points y aceleró en el décimo juego, al resto, para apuntarse en blanco el triunfo del primer set (6-4). A Thiem le costaba mucho controlar el bote sobre la arcilla a cada lanzamiento de Nadal, cuya agresividad fue ‘in crescendo’ al principio de la segunda manga. Buscó la red una y otra vez para desbordar a su contrincante en la estrategia. Y eso surtió efecto, junto a la variación de alturas en sus raquetazos, ya que el siguiente set arrancó de forma similar. Tras ganar al saque en el primer juego, quebró el servicio del austriaco a la quinta oportunidad de break. Ambos batallaron durante más de ocho minutos, pero el 2-0 subió al marcador. El mallorquín supo administrar esa ventaja para acabar ganando el segundo parcial y encarrilar la victoria. Remontar dos mangas a Nadal, en un partido al mejor de cinco sets y sobre la tierra batida de Roland Garros; ese era el particular Everest que Thiem debía encarar en su sueño de ser campeón. El partido no estuvo exento de sobresaltos. Nadal tuvo que parar el duelo en la tercera manga por un calambre en la mano izquierda que necesitó de la asistencia del fisioterapeuta. El balear tenía el dedo corazón rígido e interrumpió el cuarto juego, pidiendo disculpas al árbitro por ese parón. Antes, ya había roto el servicio del centroeuropeo (3-1) y había cogido carrerilla hacia la victoria. Finalmente, ese contratiempo físico no pasó a mayores y en el séptimo juego quebró de nuevo el saque de Thiem (5-2), para a continuación abrochar la conquista del título parisino en el quinto match point.
Nadal: “En el tercet set tuve calambres y me asusté” Nadal explicó que llegó a asustarse y mucho con el calambre que sufrió en su mano izquierda en el tercer set de la final. “Fue un momento duro. Me he asustado mucho. Esto pasa cuando a un jugador le pones al límite. Esto es algo impresionante, no puedo describir mis sentimientos porque si ya es un sueño ganar aquí, es imposible lo de ganar once veces”, declaró el mallorquín a pie de pista cuando subió a recoger otra Copa de los Mosqueteros. Por último, dio las gracias entre lágrimas a todos los que le han apoyado. “Gracias a todo el mundo que me ha apoyado durante todos estos años y toda mi vida. En especial a mi familia y a mi equipo. Es un sueño estar aquí con este trofeo, sobre todo para mí después de lo que he pasado. Espero veros a todos aquí el año que viene”, finalizó.