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Messi se toca la cara mientras espera que le llegue el balón ante la vigilancia de Bjarnason.

Messi se toca la cara mientras espera que le llegue el balón ante la vigilancia de Bjarnason.EFE

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Los gigantones islandeses, con reducida experiencia internacional, humanizaron ayer a Argentina y a su capitán, Leo Messi, quien falló un penalti para dejar en empate (1-1) el pulso sostenido en el estadio Spartak de Moscú, con motivo de su puesta de largo en el Mundial de Rusia 2018. En las manoplas de Hannes Halldorsson murió el penalti botado por Leo Messi en el minuto 62 y los otros seis intentos de la selección argentina, carente de mordiente pese a disponer del balón el 73 por ciento del tiempo.

El Argentina-Islandia fue una batalla de estilos entre dos equipos con distinto gusto por el juego y una tradición dispar en Mundiales de fútbol. El bando vikingo es primerizo; el albiceleste, en cambio, se siente urgido por su historia a ceñirse la corona el día 15 de julio en el estadio de Luzhniki.

Pasado el cuarto de hora, el ‘Kun’ Agüero adelantó los de Sampaoli, solo unos minutos antes de que el exjugador de la Real Sociedad Alfred Finnbogasson neutralizase el resultado. En el 64, Leo Messi pudo volver a adelantar a los suyos, pero el guardameta islandés Halldorsson destrozó las ilusiones albicelestes.

El ritmo frenético se dejó sentir desde los primeros minutos del duelo en el Spartak Stadium de Moscú. Así, Tagliafico estuvo a punto de sorprender al portero islandés en un remate en plancha en el minuto 8, a lo que respondió el combinado europeo con un error garrafal de Bjarnason cuando se encontraba ante la portería vacía. Un latigazo de Messi que desbarató Halldorsson supuso el preludio del primer golpe de la albiceleste; un disparo rechazado de Rojo cayó en las botas del ‘Kun’ Agüero, que se deshizo de sus marcadores y, a la media vuelta, armó un potente disparo que se coló en la escuadra rival (min.19).

Sin embargo, Islandia no tardó en contestar y volver a meterse en la lucha solo cuatro minutos más tarde. En el 23, Sigurdsson puso un centro al área que despejó mal Willy Caballero, y Finnbogasson recogió la pelota para anotar el primer gol de su equipo en la historia de los Mundiales.

Los de Jorge Sampaoli siguieron sintiendo la presión vikinga, que a punto estuvo de dar la vuelta al marcador un minuto antes del descanso, cuando el exdelantero de la Real Sociedad sirvió esta vez para Sigurdsson, que en su remate obligó a actuar al portero del Manchester City.

Tras el paso por vestuarios, el preparador argentino apostó por dar entrada a un posible socio para Messi, el sevillista Éver Banega. Los problemas de creación del combinado sudamericano solo eran solventados por los destellos del ‘Kun’ y del crack del FC Barcelona.

Precisamente, Messi tuvo en sus botas la victoria, cuando el delantero del City cayó ante Magnusson. Sin embargo, Halldorsson adivinó el lanzamiento de Leo, el encargado de ejecutar la pena máxima (min.64). El ‘10’ lo lanzó a media altura, por su izquierda, y Halldorsson se lo negó para volver a dejar la imagen de un genio humanizado en los 11 metros, como en la última final de la Copa América.

Un sonoro “¡Messi, Messi, Messi!” fue la respuesta los suyos, pero nadie lo agradeció. Argentina no despertó. Ambos equipos todavía dispusieron de ocasiones aisladas antes del final, pero ninguno pudo fusilar la portería rival.

Messi se toca la cara mientras espera que le llegue el balón ante la vigilancia de Bjarnason.

Messi se toca la cara mientras espera que le llegue el balón ante la vigilancia de Bjarnason.EFE

Messi se toca la cara mientras espera que le llegue el balón ante la vigilancia de Bjarnason.

Messi se toca la cara mientras espera que le llegue el balón ante la vigilancia de Bjarnason.EFE

Messi se toca la cara mientras espera que le llegue el balón ante la vigilancia de Bjarnason.

Messi se toca la cara mientras espera que le llegue el balón ante la vigilancia de Bjarnason.EFE

Messi se toca la cara mientras espera que le llegue el balón ante la vigilancia de Bjarnason.

Messi se toca la cara mientras espera que le llegue el balón ante la vigilancia de Bjarnason.EFE

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