REPORTAJE FÚTBOL
El 'Kubala' de la UE Lleida
El húngaro Laszlo Kaszas también huyó de su país ayudado por el mito azulgrana y defendió la camiseta azul dos temporadas (1965-67) || Primer extranjero que marcó un hat trick con el club
“En vez de ir a la escuela, algunas veces me escapaba para ir a ver a entrenar y jugar con el Vasas de Budapest a Kubala, cuando este tenía 19 o 20 años. Más tarde jugamos juntos, el uno contra el otro en Primera, fue entrenador mío y luego yo su ayudante. Y también me llevó al altar”. Así explica Laszlo Kaszas (Budapest, 18 de febrero de 1938) su vida paralela con uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos y rememora para SEGRE su paso por la UE Lleida, donde jugó dos temporadas. Su apellido es Kaszner, pero un periodista húngaro lo rebautizó Kaszas en sus inicios.
Kaszas no solamente escapó del colegio para ver jugar a su ídolo; también lo hizo de su país en 1957, después de la reprimida revolución contra el gobierno de la República Popular de Hungría y las políticas impuestas por la Unión Soviética. “Jugaba entonces en el Vasas, en el mismo club y campo donde lo había hecho Kubala unos años antes, y después de ganar la Liga hicimos una gira por Alemania Occidental. Me escapé y no volví a Hungría porque quería ser profesional y ganar dinero para ayudar más a mi familia”.
Formó parte del Barcelona, Espanyol y Madrid, con el que ganó la Copa de Europa, aunque no jugó
Era un delantero centro ambidiestro, con buenas habilidades en el juego aéreo y muy técnico, siendo el físico su principal laguna. Estando en Múnich, llamó a Kubala, que medió para que lo fichara el Barça y pudiera venir a España. “La esposa de Kubala y Samitier vinieron a buscarme y arreglaron los papeles para que pudiera fichar”, explica.
Sesenta años después de aquel episodio, Kaszas todavía vive en Barcelona, al lado del mar, con 80 años. La última vez que volvió a su país fue hace 5 años, llamado por la Federación de Fútbol de Hungría para un homenaje a Kubala.
En el club azulgrana no llegó a debutar y al acabar su primera temporada fichó por el Espanyol, aunque no pudo jugar al ser sancionado por dos años sin jugar por la FIFA, junto a otros húngaros como Czibor, Puskas o Kocsis, que tampoco quisieron regresar a su país. En 1959 lo fichó el Madrid, y aunque no jugó ningún partido, se proclamó Campeón de Europa. “Tengo el pompis más duro que nadie, aunque era normal ser suplente en aquel Madrid, cuya delantera titular era Kopa, Rial, Di Stefano, Puskas y Gento”.
Su debut en Primera llegó por fin el 11 de septiembre de 1960, con la camiseta del Racing de Santander, donde jugaba cedido por el club blanco, y fue un debut soñado, pues marcó el tanto que le dio la victoria a los cántabros ante el Zaragoza (2-1), marcando el otro gol racinguista el también exjugador del Lleida Wilson (1953-54). El Madrid lo acabó traspasando al Venecia, de donde regresó a España al cabo de un año para jugar con el Constancia en la Segunda división. En este equipo, sus buenas cifras goleadoras lo catapultaron de nuevo a la Primera división, fichando por el Espanyol en 1963.
En la temporada 1965-66, el Espanyol tenía de entrenador a Argila, que no apostó por Kaszas y no le hizo jugar. “No le gustaba y no me puso nunca”, confiesa. Por otro lado, Josep Seguer, que era entonces el entrenador del Lleida “venía a por mí cada semana para convencerme de que fichara por el club. Al principio le dije que esperara, pero finalmente acepté ante su insistencia, porque tenía ganas de jugar”. Con Seguer, el hombre que le trajo al Lleida, le unía una buena relación, forjada en los años en el Barça: “Además de un gran entrenador, era muy buena persona, todos los jugadores lo querían”.
En el Lleida, que acababa de subir a Segunda, estuvo dos temporadas, la 1965-66 y 1966-67. “El club estaba en muy buenas manos, porque a la familia Vilaltella le gustaba el fútbol y se sacrificó por ello. Queríamos subir a Primera, pero no pudo ser”. El ariete húngaro recuerda sobre todo al presidente de la entidad: “Siempre fue generoso económicamente”. Kaszas explica que iba y venía de Barcelona con Barberà: “Tenía un coche pequeñito y cuando nevaba nos quedábamos parados en La Panadella. Una vez tuvo que venir la Guardia Civil a ayudarnos”, explica. “Tengo grandes recuerdos de la ciudad, de la fruta y las fiestas de San Miguel, de mi amistad con Caitos y de la gente”, rememora, a la vez que reconoce que en Lleida fue feliz. “Cuando miro un periódico, de lo primero que busco es lo que ha hecho el Lleida, tengo parte de mi corazón allí, igual que en Santander. Disfruté mucho el año pasado con la trayectoria del equipo en la Copa ante el Atlético y la Real Sociedad”. Precisamente, cuando era jugador leridano, en un partido contra la Real Sociedad recuerda que le derribaron y se le salió el hombro, por lo que estuvo dos o tres semanas de baja.
De azul jugó 37 partidos y marcó 10 goles, siendo el primer jugador extranjero de la historia del club en marcar un hat trick, lográndolo ante L’Hospitalet el 16 de enero de 1966 (5-1). Sin embargo, su hat trick más famoso fue con el Espanyol ante el Zaragoza de “los magníficos”, jugando junto a Di Stefano y con Kubala como entrenador. Después de Lleida jugó tres años en Estados Unidos, en el Philadelphia Spartans, el Saint Louis Stars y el New York Generals, antes de ser llamado nuevamente por Seguer en el Terrassa la 1968-69, donde colgó definitivamente las botas.
Fue entrenador en el Premià, Poble Sec y Nerja y llegó a ser segundo entrenador de Kubala, en el Málaga que subió a Primera en 1988. Dice que ve 4 o 5 partidos diarios. “Mi vida es el fútbol”, sentencia con la misma firmeza con la que marcaba goles de azul hace medio siglo.